Siempre fue un travieso gentil. Fuerte como una roca. Mal estudiante. Fue expulsado de Maristas y del instituto Jorge Juan por gamberro. Se las apañó. Fue un destacado lanzador de martillo en su época. Estuvo en la élite del atletismo, en la residencia Joaquín Blume, sólo apta para grandes deportistas. Estudió enfermería. Montado en una Vespa asistía a sus pacientes a mediados de los años ochenta de casa en casa. Con su familia se instaló en Castalla como enfermero. Y abrieron un restaurante camino del Xorret de Catí. Escribe poesía en ratos libres.