El PSOE está entre dos aguas dentro del bloque progresista que se presenta a las elecciones gallegas del próximo domingo. Por un lado, Sumar, sus socios de coalición en el Gobierno central, frente a los que han ido perdiendo camaradería porque dan por hecho que no obtendrán representación. Por otro lado, el BNG, socios de investidura en fuerte ascenso, ante los que se ha impuesto la máxima de evitar la confrontación. La “prudencia” que en la cúpula socialista exigen con los nacionalistas gallegos, para no desmovilizar pese a crecer a su costa, se convierte en una llamada a captar el “voto perdido” de los de Yolanda Díaz.