La constante variación de los precios del aceite de oliva estos últimos meses recuerda a las subidas y bajadas de las acciones en una bolsa de valores. Desde hace unos años, el sector oleícola se enfrenta a una reducción de la cosecha (y consecuente aumento de los precios) debido a efectos climáticos como la sequía y a problemas sociales como la especulación de ventas o el abandono de los campos por falta de relevo generacional.