En gran parte de Catalunya –especialmente Barcelona y Girona- se ha decretado el estado de emergencia por la sequía. Eso supone que se restrinja el uso del agua. Por supuesto, cualquier “lujo” o “dispendio” queda prohibido: piscinas, riego de jardines y parques públicos, campos de deporte, etc. También se bajará la presión del flujo del agua para que haya menos volumen disponible por unidad de tiempo y así no despilfarrar. E incluso, llegado el caso, se impondrá el corte de suministro, lo que supone un engorro para todos, pero especialmente en el supuesto de que haya hogares con personas dependientes (bebés, ancianos, etc.).