Los bajos niveles de productividad de la economía española con respecto a la zona euro y la brecha cada vez mayor respecto de la media de la UE «está provocando que nuestro país esté perdiendo convergencia con respecto a Europa en términos de renta y competividad». Así lo han afirmado expertos del Consejo General de Economistas (CGE) y de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) en la mañana de este jueves, en el marco del ciclo de debates sobre cuestiones estructurales de la economía española promovidos por ambas organizaciones.
Por comunidades autónomas, País Vasco, Madrid, Navarra y Cataluña lideran la productividad de la economía española, mientras que Castilla-La Mancha, Andalucía, Canarias, Murcia y Extramadura se sitúan a la cola, en términos de valor añadido por hora trabajada.
Renta per cápita y productividad
Según los datos aportados por Javier Ferri, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador asociado de Fedea, la renta per cápita de España convergió hacia la media de los países de la Eurozona hasta 2006, cuando la brecha desfavorable para nuestra economía se situó únicamente en un 5%. «Desde entonces hasta 2023 la brecha se ha ido ampliando hasta el 17% actual. Catorce de estos 17 puntos se deben a nuestro pobre desempeño en materia de productividad», ha estimado el economista.
Brecha entre autonomías
Los expertos han constatado importantes desigualdades en los niveles de productividad de las comunidades autónomas, así como una considerable brecha respecto al promedio europeo, sin que se observen muestras claras de acercamiento en las últimas dos décadas. «Profundizando en las razones que pueden explicar estas diferencias, se observa que factores como la intensidad innovadora, el tamaño de las empresas, el nivel formativo de los trabajadores, la estructura productiva o la calidad del empleo guardan un estrecho vínculo con la productividad real y que sus valores difieren considerablemente entre regiones”, ha explicado José Carlos Sánchez de la Vega, profesor titular del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia y director técnico del Informe de Competitividad Regional del CGE.
Así, según los datos del análisis aportado por Sánchez de la Vega, la productividad de la economía regional de País Vasco, Madrid, Navarra, Cataluña, La Rioja y Baleares (en términos de valor añadido por hora trabajada) se situó en 2022 por encima de la media española en 2022. En particular la productividad del País Vasco fue del 122,4% respecto a un media estatal de 100 puntos, por encima de la de Madrid (114,5%), Navarra (113,4%), Cataluña (105,1%), La Rioja (102,5%) y Baleares (100,9%).
En los tres primeros casos –País Vasco, Madrid y Navarra- la productividad incluso se situó por encima de la media de la Unión Europea.
La productividad de la economía de Cantabria y Aragón rozó el 100% de la media española. Además, se situó por encima del 90% de esta media la productividad de Galicia, Asturias, Castilla y León y Comunidad Valenciana. A la cola, se encuentran las economías de Castilla La Mancha, Andalucía, Canarias, Murcia y Extremadura, con tasas de entre el 89,1% y el 82,2% respecto de la media española.
Efecto de los Next Generation
En la sesión formativa han participado, además, el presidente del CGE, Valentí Pich, y el director ejecutivo de Fedea, Ángel de la Fuente, así como Juan Pablo Riesgo, ex secretario de Estado de Empleo, socio responsable de EY Insights y socio de People Advisory Services EY España.
Los expertos han subrayado que no existe evidencia de que los fondos Next Generation hayan contribuido a aumentar la productividad –de hecho, en una primera valoración, la evolución media anual de la productividad real en el bienio 2021-2022 apenas supera el 0,5%–, aunque han añadido que es de esperar que estos fondos impacten positivamente en la eficiencia de los distintos sectores y regiones, pero posiblemente dentro de unos años.
«Las inversiones están tardando en desplegarse mucho más de lo esperado –y de lo experimentado en EEUU gracias al uso de los incentivos fiscales como instrumento de canalización–, y la ambición de las reformas en el ámbito de la educación, las relaciones laborales y las políticas activas y pasivas de empleo ha sido limitada. Todo ello ha contenido hasta la fecha el impacto en España del mecanismo de recuperación y resiliencia en la reactivación económica y en la mejora de la productividad”, ha afirmado Juan Pablo Riesgo. No obstante, para José Carlos Sánchez de la Vega, «es de esperar que estos fondos impacten positivamente en la eficiencia de los distintos sectores y regiones. Por tanto, apostaría claramente por su contribución positiva a las mejoras de productividad. No hay motivo para pensar lo contrario.»
«Toca ponerse las pilas»
Valentí Pich ha subrayado que en el último trimestre de 2023 la productividad por hora trabajada ha caído en España un 0,06%, representando «la primera caída desde el segundo trimestre de 2022”. Según el presidente del CGE, “no son pocos los factores relacionados con este problema: la escasa y poco competitiva inversión en activos intangibles, los claros desajustes existentes entre la oferta y la demanda de trabajo, la aún elevada temporalidad del mismo, o las barreras a la financiación para las empresas pequeñas, especialmente para las tecnológicas, entre otros”.
«Reflexionar sobre estas cuestiones es especialmente importante en España porque llevamos cuarenta años perdiendo terreno en términos relativos frente a los países a los que nos gustaría parecernos. Toca ponerse las pilas”, ha sentenciado Ángel de La Fuente, después de apuntar que «a largo plazo, la productividad es el principal determinante del nivel de renta y bienestar de las sociedades».
Para Juan Pablo Riesgo, la anunciada creación del Consejo de la Productividad por parte del Gobierno «es una gran noticia». Desde su punto de vista, por lo que respecta a las políticas públicas, es urgente invertir en formación e impulsar una regulación adecuada, que garantice la mejora de la calidad del sistema educativo a todos los niveles y lo más consensuada posible para asegurar su estabilidad en el tiempo. «En relación con el mercado de trabajo, además de facilitar la incorporación de talento extranjero, urge impulsar la integración activa de los en torno a 3 millones de desempleados que aún mantiene nuestro mercado laboral», ha añadido.