La carrera para que El Molinón sea sede del Mundial 2030 va seleccionando a los que creen que «sí se puede» y a los que tuercen el focico, aunque lo traten de disimular lo mejor que pueden por si el asunto termina en gatillazo y acaban siendo señalados como culpables. De momento, en esa carrera la única liebre es el Grupo Orlegi. El resto va a rebufo, chupando rueda por si al final hay que aspirar a ponerse alguna medalla y, por supuesto, salir en la foto. Todo pinta a que al sueño mundialista rojiblanco, que ya sabemos que no respaldan desde la trinchera azul, le quedan dos telediarios.
A finales de mes hay que empezar a presentar cosas en serio ante la FIFA y lo que se ha visto hasta ahora es a todas luces insuficiente salvo el proyecto para El Molinón. Tampoco hay un frente unido, algo muy asturiano. Dice Irarragorri que si hay financiación habrá sede y que si hay sede habrá financiación. El problema es lo de siempre, casi lo único, la pasta. Se sigue sin saber quién, cuánto, cómo y cuándo pagará el proyecto, lo que sería vital a estas alturas. El que sí se sabe que va a pagar la fiesta de la celebración posderbi es MAR, que se comprometió a abrir el billetero para financiar una corderada a la plantilla.
Mientras, a 28 kilómetros siguen dándole vueltas al fiasco de la ciudad deportiva en Latores a la espera de que se sepa algo en firme sobre La Manjoya. Por lo demás, ahí fuera le han caído 6.000 euros de multa al chaval que le quiso hacer un tacto rectal a Ocampos en Vallecas. Le ha salido caro el dedito al guaje. Seguro que para la próxima se lo piensa, ¿oyisti, güey?