Impresiona ver a un adolescente como Lamine Yamal echándose a sus espaldas cada jornada a un equipo de la dimensión del FC Barcelona. Más si cabe porque en ese equipo juegan hombres como Lewandowski o Gündogan, que tienen más del doble de años (16 cumplió en julio). Lejos de ser una rareza, este tipo de situaciones se han multiplicado en el fútbol, que no respeta las fases de crecimiento, como le pasó a Xavi Simons (Ámsterdam, 2003). Otro exazulgrana que, desde el PSV primero, y ahora en las filas del RB Leipzig, rival del Real Madrid en octavos (martes, 20:45), ha encontrado un ecosistema para renacer a los 20 años.
Freddy Adu, del ‘nuevo Pelé’ a vender aspiradoras
Sí, la edad evidencia la centrifugadora de talentos que es el deporte de élite. Con apenas dos décadas encima Simons tiene el currículum de un veterano que ha sabido imponer su propio ritmo de crecimiento y ambiciones. Primero en el PSV y ahora en Alemania se ha quitado la etiqueta de juguete roto o producto del ‘marketing’ que persigue a muchos jóvenes que explotan rápido.
El caso paradigmático es el de Freddy Adu, un jugador ghanés que con 13 años firmó el contrato más alto de la historia de la MLS estadounidense en ese momento, además de un acuerdo con Nike por más de un millón de euros. Adu, al que apodaron el ‘nuevo Pelé’, batió todos los récords de precocidad hasta que empezó a dar tumbos en la élite. Tras ser rechazado hasta por equipos de la tercera sueca acabó vendiendo aspiradoras. Por suerte para Simons, su reconversión le permitirá, salvo giro inesperado, vivir en la élite del fútbol.
El atacante del Leipzig nació en Ámsterdam, pero con tres años se mudó a Rojales (Alicante), localidad a la que se había trasladado su familia materna y donde pasaba los veranos su padre, Regilio. Éste fue futbolista (ex del Nac Breda o Willem II), por lo que sus dos hijos, Faustino y Xavi, empezaron a jugar en el Club Deportivo Tháder, con el que el del RB Leipzig mantiene una estrecha relación.
El Real Madrid tentó a Xavi Simons, atrapado por la fama
Tanto es así que en 2022, el ayuntamiento alicantino bautizó un campo municipal de césped artificial con el nombre del neerlandés, quien conservó su nacionalidad, que le acabaría llevando al Mundial de Qatar. De Rojales es natural el jugador de Osasuna Moi Gómez, que da denominación al estadio donde juega como local el Tháder que hizo un sorteo -sufragado por Simons- para viajar a Alemania a ver el partido entre el RB Leipzig y el Real Madrid, uno de los equipos que le tentó tras su salida del Barça.
No hubo acuerdo con la entidad blanca, como él mismo admitiría después. Xavi -se llama así por el todavía técnico barcelonista- Simons fue azulgrana desde los 9 años y destacó muy pronto por sus virtudes en el campo, a pesar de estar en el fútbol de formación, pero también fuera de él.
El entorno y las marcas entendieron que un niño podía explotarse como un adulto. Nike le puso sobre la mesa un contrato millonario cuando apenas era un infantil. Valoraron más su imagen incluso que sus habilidades. Su rizada cabellera que era un imán en redes sociales, donde empezó a amasar una influencia fuera de lo normal. Esta sobreexposición tuvo unos claros efectos negativos.
Mientras su reputación digital crecía, con fotos de estrellas como Neymar, en los campos la fama le pasaba factura. Era vigilado más de la cuenta e incluso recibía insultos. Había sido más feliz con el camino previo, donde había logrado ser, por ejemplo, el MVP de la Liga Promises en 2015. Simons creció al ritmo que le marcaron y en 2019, antes de dar el paso al juvenil del Barça, decidió no renovar con el club azulgrana.
Las falsas promesas del PSG para estar en el primer equipo
Una decisión que tomó a pesar del salario de 200.000 euros que le ofrecieron, por encima de compañeros como Gavi, con el que coincidió en La Masia. Las condiciones fueron rechazadas por el agente del joven futbolista, el fallecido Mino Raiola, quien representó, entre otros, a Erling Haaland. Simons se fue al PSG y lo hizo, según él, por motivos deportivos. La entidad francesa le prometió, a pesar de sus 16 años, opciones de jugar en un primer equipo en el que estaban Neymar, Messi o Mbappé, entre otros.
El futbolista neerlandés había empezado su carrera como mediocentro. Con el paso de los años, por su buena pegada, llegada y desborde fue avanzando posiciones. Lógicamente, con esa plantilla, Simons, a pesar de entrenar la mayor parte de la temporada con el primer equipo, hizo su vida competitiva en el juvenil del PSG. Vivió varias situaciones de indisciplina. En un encuentro de la Youth League -la Champions juvenil- fue reprendido por su entrenador Zoumana Camara.
«Tienes que ser consciente de que estás en el Paris Saint-Germain, de la camiseta que llevas y de que representas a un club importante. Esto no va solamente de talento en el campo, hay que saber estar y no responder a las provocaciones», le recriminó en público después de una polémica celebración ante el Sevilla. Aunque Pochettino le hizo debutar en la Ligue 1, Simons, recién cumplida la mayoría de edad, necesitaba sentirse importante en otro club. Parecía impropio para un jugador que debería estar formándose, pero su cuentakilómetros ya había pasado de fase.
La explosión en el PSV y la consolidación en el RB Leipzig
Apareció la posibilidad de volver a los orígenes. Simons se marchó al PSV, con el que firmó 22 goles y 12 asistencias en 48 partidos oficiales. Empató con Douvikas, actual jugador del Celta, como ‘pichichi’ de la Eredivisie y conquistó la Copa de los Países Bajos. Más allá de los números se liberó de las falsas expectativas, las métricas de las redes sociales y de metas que, en definitiva, nunca iba a alcanzar porque no estaba convencido.
Se asentó en la banda izquierda y trabó una gran asociación con otro ex del Barça como Luuk de Jong. Supo reemplazar a Cody Gakpo, la estrella del PSV por el que el Liverpool pagó 42 millones después de su gran Mundial de Qatar. Allí estuvo también Simons, a las órdenes de Louis Van Gaal, a pesar de que, otra vez, enfrentó voces en contra por su convocatoria. La banda sonora que le ha perseguido en una carrera que por fin ha logrado estabilizar.
Vista la explosión del atacante, el PSG hizo efectiva la opción que tenía para repescar a Simons por 6 millones de euros. Le renovó hasta 2027, pero decidió cederlo de nuevo, al RB Leipzig. Otro club ideal para su desarrollo. De las diferentes franquicias de la factoría Red Bull han salido mejorados hombres como Upamecano, Haaland, Mané o Nkunku. La decisión ha vuelto a ser acertada.
Entre todas las competiciones Simons suma esta temporada 29 partidos, siete goles y nueve asistencias, ahora desde el flanco derecho e instruido por un gran formador como Marco Rose. Su valor de mercado se ha disparado por encima de los 70 millones, según Transfermarkt, y esto ha abierto una disputa entre el RB Leipzig, que quiere hacerse con sus servicios de modo definitivo, y el PSG.
El conjunto francés, en plena fase de reconversión, con Mbappé como elemento desestabilizador, quiere convertir a Simons en uno de los arquitectos de su futuro, junto a Warren Zaïre-Emery, de apenas 17 años. El neerlandés le podrá aconsejar desde la experiencia que le aporta lo vivido en un deporte donde ha pasado de ser un juguete roto a una joya que cualquier conjunto quiere tener.