Europa está cada vez más preocupada por la posibilidad de un ataque directo de Rusia. Este martes, ha sido el Servicio de Inteligencia Exterior de Estonia el que ha advertido de que Moscú se está preparando para una confrontación militar con Occidente en la próxima década. 

En esta línea, y como han hecho con anterioridad otras potencias europeas (sobre todo los que comparten frontera con Rusia), la agencia estonia ha pedido un aumento de la producción armamentística como medida disuasoria. 

El jefe del servicio de inteligencia estonio, Kaupo Rosin, ha señalado que sus previsiones se basan en los planes rusos de duplicar el número de fuerzas estacionadas a lo largo de su frontera con Finlandia y los Estados bálticos de Estonia, Lituania y Letonia. Todos ellos miembros de la OTAN

[Rusia declara en busca y captura a Kaja Kallas, primera ministra de Estonia]

«Rusia ha elegido un camino que es una confrontación a largo plazo… y el Kremlin probablemente esté anticipando un posible conflicto con la OTAN dentro de la próxima década», ha señalado Rosin en una rueda de prensa para presentar el informe sobre amenazas a la seguridad nacional.

Un ataque militar por parte de Rusia es «altamente improbable» a corto plazo, matizó. Entre otras cosas porque Rusia tiene que mantener tropas en Ucrania, y seguiría siendo improbable si la acumulación de fuerzas rusas fuera equivalente en Europa.»Si no estamos preparados, la probabilidad (de un ataque militar ruso) sería mucho mayor que sin ninguna preparación», añadió Rosin.

Actualmente, la capacidad de Rusia para proporcionar municiones a sus tropas sigue superando a la de Ucrania y, a menos que se mantenga o aumente el apoyo occidental, es poco probable que Ucrania pueda cambiar la situación en el campo de batalla. No obstante, Rosin no espera un avance ruso en Ucrania antes de las elecciones presidenciales de marzo, ya que necesitaría movilizar muchas más tropas.