Un experimento desarrollado en «granjas de cadáveres» permitió comprobar que la descomposición de cuerpos humanos y de otras especies atrae siempre a las mismas variedades de microorganismos y hongos, sin importar el clima, la estación del año o la ubicación en el globo. Un mejor conocimiento de esta comunidad «universal» de descomponedores permitirá importantes avances en las investigaciones forenses en el futuro.