“Qué triste es que Barbate salga en las noticias solamente por estas cosas. Y más triste aún que la gente del pueblo no tenga que ver con eso”, explica a este diario Miguel, un barbateño que toma cerveza en La Taberna del Puerto, un bar ubicado justo enfrente de donde sucedió la tragedia.
El municipio gaditano de Barbate intenta recuperar el pulso y la normalidad tras el suceso del pasado viernes, cuando una narcolancha arrolló a una zodiac de la Guardia Civil y mató a dos agentes, después de arrojarlos al agua.
Sus habitantes insisten en desmarcarse de lo sucedido: “Era gente de La Línea de la Concepción. No tenemos nada que ver con ellos”, añade otro parroquiano, apurando una Cruzcampo y refiriéndose a los ocupantes de la narcolancha.
La planeadora esta ocupada por tres narcotraficantes y tres mecánicos. El piloto, conocido como Kiko el Cabra, es un piloto de lanchas muy conocido en el mundo del transporte de droga en el Estrecho. Y, en efec, reside en una urbanización de La Línea llamada El Zabal y conocida como Villa Narco.
El tiempo en la costa gaditana, en pleno mes de febrero, parece más propio de primavera. La gente camina por el golfo que forma la playa de Barbate, que está llena. Y el tema de conversación de caso todos los paseantes es el mismo: otra vez el estigma.
“Los que han hecho eso son linenses. Los que manejan el cotarro son de La Línea. Lo que pasa es que Barbate tiene el estigma del hachís desde siempre, porque los primeros traficantes famosos de ‘chocolate’ eran de aquí. Pero de eso ya no queda nada. Entran más gomas por Sanlúcar o por Chiclana que por nuestra playa”, aclara Pedro, un hombre que nació en Cádiz pero lleva 40 años residiendo en el municipio.
Insisten varios vecinos en que “los que fueron a gritar “asesinos” al juzgado a los detenidos eran vecinos de aquí. Los que fueron a gritarles “inocentes” cuando salieron de declarar eran sus familiares. Y ninguno era de aquí. Todos de La Línea”.
También aclaran que “lo que pasó, pasó aquí por casualidad. Porque las lanchas se estaban resguardando aquí del temporal. No porque aquí haya ningún centro de operaciones de los traficantes”
Los coches de la Guardia Civil patrullan por el municipio. Los agentes no hablan del tema, aunque algunos preguntan. “Aquí le tenemos mucho respeto a la Guardia Civil”, declara otro barbateño, que pone el foco en que “la culpa es de los narcos, pero también de quien msnda a unas criaturas a pelear contra ellos con una ‘lanchita’ hinchable. Los narcos irán a la cárcel, pero esas responsabilidades también habría que depurarlas”.
El pueblo intenta, poco a poco, recuperar el pulso. No es fácil, porque son fechas señaladas; los carnavales. Y los actos han sido suspendidos a causa del suceso. Daños colaterales de una tragedia que ha vuelto a poner, para mal, a Barbate en el mapa.