El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha confirmado la próxima entrada de las fuerzas militares en la ciudad de Rafá, el último refugio de cientos de miles de palestinos desplazados a la fuerza hacia el sur de la Franja de Gaza, para «acabar con los batallones que quedan de Hamás». El líder sionista ha señalado que los civiles deberán evacuar el territorio y abandonar la ciudad, pero no ha expresado ni cómo ni hacia dónde deben hacerlo.
«Vamos a hacerlo. Vamos a acabar con los batallones terroristas que quedan en Rafá, que es su último bastión, pero vamos a hacerlo», ha manifestado el primer ministro israelí, recalcando la orden a la población civil para «abandonar» la zona. Gobiernos y ONG internacionales han avisado de que los palestinos ya no tienen ningún lugar al que desplazarse y cualquier proceso de salida será un nuevo desplazamiento forzoso hacia ninguna parte. Netanyahu, como ya hiciera el viernes en su primer anuncio, ha insistido en esta misma idea sin dar, por el momento, más detalles del destino de la población.
«Vamos a hacerlo mientras concedemos paso seguro a la población civil para que se marche», ha argumentado el primer ministro, antes de asegurar que su gobierno está trabajando en «un plan detallado». «Parte de nuestro esfuerzo de guerra es impedir que los civiles resulten heridos. Parte del esfuerzo de guerra de Hamás es que acaben así», ha señalado.
Por su parte, Estados Unidos ya advirtió en numerosas ocasiones de los peligros de llevar las ofensivas a Rafah, con motivo del elevadísimo número de civiles que allí se encuentran, y porque el paso homónimo que hace frontera con Egipto es actualmente la única vía de entrada de ayuda humanitaria a Gaza. El departamento de Estado estadounidense avisó de que de no planificarse adecuadamente la evacuación, las consecuencias de la operación podrían ser completamente desastrosas.
En la misma línea se han pronunciado la ONU y otras organizaciones y agencias humanitarias. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, denunció este jueves a través de Twitter la complicada situación humanitaria que se está viviendo en Rafah. «La mitad de la población de Gaza se encuentra actualmente hacinada en Rafah, sin ningún otro sitio al que ir. Las informaciones sobre las intenciones del Ejército israelí de centrarse en Rafah próximamente son alarmantes. Una acción como esa empeoraría exponencialmente lo que es ya una pesadilla humanitaria con consecuencias regionales impredecibles».
Half of Gaza’s population is now crammed into Rafah with nowhere to go.
Reports that the Israeli military intends to focus next on Rafah are alarming.
Such an action would exponentially increase what is already a humanitarian nightmare with untold regional consequences.
— António Guterres (@antonioguterres) February 8, 2024
«Tomando en serio» las advertencias de Egipto
Por su parte, la ministra de Transporte de Israel, Miri Regev, ha declarado que su Gobierno «se toma en serio» las advertencias por parte de Egipto con respecto a la operación militar que tienen planeado realizar en la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza.
«Hubo un diálogo en curso con Egipto sobre la operación en Rafá y creo que podremos llegar a un acuerdo», ha expuesto en declaraciones citadas por la radio del ejército israelí y recogidas por Al Yazira. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció el viernes que había dado orden al Ejército para comenzar los preparativos para «evacuar» Rafá, ciudad considerada último refugio de los palestinos desplazados en el enclave.
Naciones Unidas estima que la mitad de los habitantes de Gaza están hacinados en Rafá y las zonas circundantes. Asimismo, supone el principal punto de entrada de ayuda humanitaria a la Franja, por lo que diversos organismos han alertado del grave impacto humanitario que tendría una ofensiva en la zona.
Tras cuatro meses de hostilidades en esta nueva fase del conflicto a raíz de los ataques de Hamás del 7 de octubre, en los que 1.200 personas murieron, la respuesta israelí deja ya 27.900 palestinos sin vida, además de casi 67.500 heridos y 2 millones de desplazados, el 85% de la población gazatí.