Existen muchas formas de contribuir para finalizar la iglesia de San Juan Pablo II en Benicàssim, inacabada desde hace más de 20 años y cuyas obras han reanudado

Una de ellas es comprar el dulce preferido del Papa en la panadería José María. Y es que este horno local elabora el postre con la receta polaca, en colaboración con la parroquia, destinando parte de las ventas a la culminación del templo que lleva su nombre.

Concretamente, 1 de cada 2,5 euros que cuesta la unidad va destinado a esta causa benéfica. Ya han vendido centenares en apenas dos semanas, lo que demuestra el éxito que están teniendo la iniciativa promovida por voluntarios de la parroquia. «Y mientras haya demanda los continuaremos haciendo», explica el gerente del Forn de Sant Antoni, José Casañ.

José Casañ, durante el proceso de elaboración de los ‘karolinos’. Eva Bellido


Y es que la gran mayoría de los vecinos coincide en la importancia de acabar esta iglesia, sean más o menos católicos, con razones de peso. Por un lado, su conclusión mejoraría el aspecto de la entrada sur a la ciudad, pues una estructura de grandes dimensiones inacabada y durante tanto tiempo no da buena imagen. Además, la única parroquia del casco urbano, la de Santo Tomás, lleva años que se queda pequeña.

Y es sabido por todos que este tipo de templos no solo sirven para las misas del fin de semana, a las que asisten los más religiosos, o la celebración de bodas, bautizos y comuniones, también cumplen otras funciones, como acoger los funerales. Con todo, son muchos los benicenses a los que les gustaría ver terminada la nueva iglesia y que muestran su lado más solidario contribuyendo para rematar la construcción.

El secreto de la elaboración 

«Vinieron unas monjas polacas y me trajeron una receta de Polonia, que era del postre que le gustaba a San Juan Pablo II. Nosotros lo estamos haciendo igual. Es un hojaldre caramelizado, relleno de una crema pastelera de pistacho, con azúcar glass por encima. Solo nos falta añadir el logotipo de la parroquia, que nos lo están preparando», explica Casañ al dar los detalles del dulce.

Otra de las iniciativas impulsadas para ayudar a la finalización de las obras del templo es la de Ladrillos de fe, en la que cualquier vecino puede comprar por 10 euros uno de los ladrillos del cerramiento o por 50 uno de los cubos que están dando forma a las torres campanario. Con esta y otras acciones la comunidad parroquial aspira a reunir los 460.000 euros que hacen faltan para poder finalizar la primera fase de las obras que están en marcha.