Apenas lleva tres días en el paseo Independencia, a las puertas de los cines Palafox y ya han sido miles (sí, no exagero) de personas que se han hecho una foto con la escultura de Mauricio Aznar. Si no me creen, hagan la prueba, sea la hora que sea, pasen por el lugar y verán que siempre hay alguien en ella. ¿Qué significa esto? Lo primero, que el potencial que tiene esa escultura para vender imagen de ciudad (eso que tanto les gusta a los políticos) es ilimitado. A partir de ahí, se puede hablar de muchas cosas. La mayor curiosidad (incluso para los que conocen su figura bien) es que Mauricio Aznar siga atrayendo tanta gente. Es cuanto menos curioso que en unos tiempos de inmediatez, de modas pasajeras y, sobre todo, de una casi dictadura de otro tipo de música, Mauricio y su bicicleta sigan llamando la atención. Sobre todo, por que, pese a quien pese, los años van cayendo y hace ya muchos de la muerte del artista y ahora mismo no es fácil encontrar a muchos jóvenes que sepan hablarte ya no de él sino de, por ejemplo, Más Birras.
Y es ahí donde entra en juego (o mejor dicho, mucho antes) el aragonés Javier Macipe. Un joven director zaragozano que ha luchad contra todos los elementos, incluida una pandemia de covid, para poner en pie su gran sueño, una película en torno a la figura de Mauricio Aznar. Más de diez años después de una idea primigenia, ‘La estrella azul’ por fin llegará a los cines el próximo 23 de febrero. Y la expectación es enorme. Ojo, en la ciudad (ya se han agotado todas las entradas para el preestreno del 22 en la sala más grande los cines Palafox), y fuera de ella. Desde que el largometraje se proyectara en el último Festival de San Sebastián (de donde además salió con dos premios bajo el brazo, no en la sección oficial donde no competía), han sido muchos los medios de todo el país que han saludo la película como una de las más sorprendentes en el cine español en este año que acaba de comenzar.
Pepe Lorente brillante
Pepe Lorente encarna a Mauricio Aznar y lo hace, según los que ya han visto la producción, de una manera imantadora y espectacularmente realista. A partir de ahí no hay que olvidar que estamos ante una película muy aragonesa (aunque parte de ella se haya rodado en el continente americano y la producción también cuente con presencia no aragonesa) y que seguro va a tener un gran éxito comercial en las salas de la comunidad. Aunque llegados a este punto convendría resaltar que el éxito se puede medir de muchas formas (de eso sabía mucho Mauricio Aznar) y que el haber conseguido levantar esta producción ya es una victoria.
Lo digo por el hecho de no desviar la mirada, pero con la sensación de que es una película que va a emocionar a mucha gente y que va a servir para revitalizar la figura del malogrado Mauricio Aznar. Alguien que supo vivir a su manera y que, seguro, tantos años después, jamás imaginaría que alguien le iba a dedicar un largometraje.
El brillo de lo local
Por cierto, brillante la manera como han conseguido capturar el alma del músico los dos autores de la escultura, Joaquín Macipe (hermano de Joaquín) y Daniel Elena Bueno. Y si tienen alguna duda y todavía no lo han hecho, vayan a contemplarla y de paso verán un montón de estrellas azules que esconden letras de Mauricio Aznar. Gracias, Javier Macipe, por tu cine, pero, sobre todo, por enseñarnos cómo se puede defender figuras tan genuinamente zaragozanas.