Comandancia de la Guardia Civil en Barbate.
ROCÍO RUZ / EUROPA PRESS

Los guardias civiles que murieron este viernes en el puerto de Barbate (Cádiz) en la embestida de unas narcolanchas, que llevaban horas desafiando a los agentes, eran un gaditano y un catalán desplazados al Campo de Gibraltar para luchar contra el tráfico de drogas. David Perez, de 43 años, nacido en Barcelona, estaba casado y tenía dos hijos. Miguel Ángel González, 39 años, natural de San Fernando (Cádiz), deja una hija huérfana y viuda. Había sido desplazado a la comandancia de Algeciras en septiembre del pasado año, confirman fuentes del instituto armado.

“Lo ocurrido es un asesinato en toda regla, se ve la premeditación y cómo los narcos se preparan para derribar a la Guardia Civil”. Las palabras son del consejero andaluz de Presidencia, Antonio Sanz, desplazado a Barbate (Cádiz), donde destacó lo que “está viviendo” el pueblo y “lo que está sufriendo” la Guardia Civil, “un cuerpo tan querido y que tanto da este país”. “Es un mazazo muy duro”, señaló el responsable del Gobierno de Andalucía, “estamos conmocionados”.

“Cualquier ciudadano hoy siente indignación”, tras haber recogido de palabra el testimonio de los guardias civiles que estaban en el puerto de Barbate en el momento de los hechos y tuvieron que recoger los cuerpos de sus compañeros. El tercer herido grave evoluciona favorablemente y se espera que este domingo sea operado del brazo en el hospital de Puerto Real y “no corre peligro su vida”.

No es la primera vez que ocurre, recordó Sanz, que señaló que días atrás hubo otro hecho similar en la desembocadura del río Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). El consejero de Presidencia lamentó que no hubiera otra embarcación y la Guardia Civil se tuviera que enfrentar sin medios a seis lanchas de narcotraficantes. La Junta de Andalucía exigió que se declare “de una vez” el Campo de Gibraltar Zona de Especial Singularidad para que se dote de medios y establidad a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en la zona.