Este sábado arranca el Año del Dragón en China y lo hace, desde la perspectiva económico-bursátil, con varios aspectos que no deben perderse de vista. Por un lado, con la economía del gigante asiático frágil y en deflación, y con un sector inmobiliario que no consigue remontar. A esto se suman los estímulos (para muchos aún insuficientes) del Gobierno para reactivar el crecimiento y unas bolsas que llevan varios años de caídas. Además, no hay que olvidar que Donald Trump camina firme hacia la Casa Blanca, con lo que esto supone de cara a revivir la famosísima guerra comercial entre las dos principales potencias económicas mundiales.

Visto el escenario, desgranemos ahora lo que opinan los expertos. Básicamente, se quieren aferrar a la esperanza. A la idea de que, dado que viene de una situación económica y bursátil complicada desde hace ya muchos meses e incluso años, 2024 podría ser el momento de la recuperación de China, sobre todo de sus bolsas. Pero cuidado, porque este planteamiento contiene matices.

EL DRAGÓN ES BUENO PARA LOS ÍNDICES

Echando mano de estadística, es interesante lo que dice Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro. Comenta que el dragón, el quinto del ciclo de 12 años del zodíaco chino, es símbolo de poder y fuerza y tradicionalmente beneficia a las bolsas. «Históricamente, ha sido propicio para el mercado bursátil. De los cuatro Años del Dragón de la historia reciente, en 1976, 1988, 2000 y 2012, el índice Hang Seng de Hong Kong ha subido en tres de ellos con una rentabilidad media del 17%«.

Más allá de lo que haya ocurrido en el pasado, parece que los estrategas quieren aferrarse a la idea de que las Bolsas chinas lo harán bien este año por dos motivos fundamentales: porque toca recuperar después de ser las peores a nivel mundial el año pasado y de llevar más de tres años de caídas; y porque el Gobierno chino está empeñado en reactivarlas a base de medidas de estímulo.

De los cuatro Años del Dragón de la historia reciente, el índice Hang Seng ha subido en tres de ellos con una rentabilidad media del 17%

Por tanto, hay esperanzas de que los índices puedan recuperar gracias a esas medidas de estímulo y pese a que la situación económica, especialmente en el sector inmobiliario, no ayuda. «Sin embargo, es improbable que esas medidas resuelvan los problemas estructurales que lastran el mercado de renta variable, a saber, la falta de apalancamiento operativo y el descenso de la rentabilidad», advierte Mali Chivakul, economista de mercados emergentes de J.Safra Sarasin Sustainable. «Así pues, es poco probable que el atractivo a corto plazo se traduzca en una rentabilidad superior a largo plazo» en las bolsas, añade.

La caída del mercado bursátil chino lo ha convertido en uno de los mercados más baratos del mundo, con una relación precio/beneficios estimada en 8 veces, menos de la mitad del nivel del S&P 500. No obstante, otros estrategas, como Richard Tang, analista de renta variable asiática de Julius Baer, insiste en la misma idea de que el rebote de las bolsas solo se sostendrá si las medidas de estímulo van más allá.

Desde principios de año, el Gobierno chino se ha mostrado más dispuesto a apoyar la economía. Desde el punto de vista monetario, ha recortado el RRR (reserve ratio requirements) de los bancos en 50 puntos básicos. El Banco Popular de China (PBoC) también ha prestado más al sistema bancario a través de sus facilidades de liquidez.

En cuanto a las bolsas, la caída del mercado de renta variable se ha planteado como un problema para los responsables políticos al más alto nivel del Gobierno, lo que denota su importancia. Las medidas incluyen el uso de entidades estatales para comprar acciones y ETFs.

MEDIDAS DIRIGIDAS A LA ECONOMÍA

Con todo, la idea predominante es que los esfuerzos de las autoridades para impulsar la recuperación económica siguen siendo insuficientes y, mientras estos no sean más contundentes, las bolsas no subirán de manera sostenida aunque se tomen medidas específicas para ello.

La confianza en el gigante asiático, en general, es baja, y la economía está fragilizada por una crisis inmobiliaria que parece ir a más, una población en descenso y deflación, subraya Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank.

El IPC de enero que se publicó esta semana evidencia el ahondamiento en deflación del gigante asiático. La inflación arrancó el año con una caída de ocho décimas en términos anuales, una lectura mucho más bajista de lo esperado y que supone el cuarto mes consecutivo de descensos y el mayor retroceso en 15 años. En términos mensuales, el IPC aumentó un 0,3% en enero respecto a diciembre, ligeramente por debajo de las expectativas de un crecimiento del 0,4%.

El Producto Interior Bruto (PIB) de 2023, que se conoció a mediados de enero, dejó un sabor agridulce, ya que en el cuarto trimestre la economía del gigante asiático solo creció un 5,2%, frente al 5,3% esperado por el consenso, aunque en el conjunto del año superó expectativas al avanzar un 5,2%.

«Después de los esfuerzos por rescatar las bolsas, creemos que un enfoque en la economía sería vital»

Por su parte, el PMI manufacturero se contrajo por cuarto mes consecutivo en enero, aunque subió ligeramente a 49,2 desde 49,0 en diciembre.

Para Mali Chivakul, los últimos datos sugieren que el sector manufacturo, al margen de grandes empresas industriales estatales, se mantiene «decentemente». Diogo Gomes, sénior CRM UBS AM Iberia, va más allá y cree que «el factor sorpresa» de este año podría ser el renacimiento del sector manufacturero, ya que observan un repunte en Corea del Sur, Japón y Taiwán en los últimos meses, que suelen ser precursores de un movimiento similar en China. En este sentido, Gomes dice que en UBS AM son «optimistas» respecto a la renta variable del país.

Con todo, Citi resume en dos frases la que puede considerarse idea del consenso al hablar ahora de China: «Consideramos que la reacción política (medidas de estímulo) es más importante que los datos débiles«. Y añade, «después de los esfuerzos por rescatar las bolsas, creemos que un enfoque en la economía sería vital«.

¿Y SI GANA TRUMP?

Un elemento de incertidumbre añadido para China es la geopolítica y el riesgo que supone que Donald Trump consiga la presidencia de Estados Unidos. En la memoria de todos están las tensas relaciones entre las dos potencias durante el mandado del expresidente, cuando la guerra comercial acaparaba todos los titulares.

«La incertidumbre sobre las tensiones geopolíticas entre EEUU y China tras las elecciones presidenciales estadounidenses de este año también deprime el ánimo» al hablar de China, afirma Chivakul.

Pablo Gil, analista de IG, se refiere a los «cambios significativos» en la política exterior de EEUU si gana Trump. Lo que está claro es que su triunfo añadiría un elemento de tensión a la incierta situación actual de China.