El registro, que adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, y en el que estuvieron presentes la letrada de la Administración de Justicia del juzgado de guardia de Sueca, el abogado del único detenido, el letrado Jorge Carbó, y tres familiares de la víctima, comenzó, con incidentes, a las 11.00 horas y se prolongó hasta más allá de las 14.00 horas.
El incidente consistió en que un cerrajero tuvo que violentar la cerradura de la puerta de entrada al piso con una sierra radial porque ninguna de las numerosas llaves llevadas por la Policía y obtenidas en dos de los registros llevados a cabo en el piso del cura de la calle Avellanas propiedad del Arzobispado donde fue asesinado eran las del apartamento.
Huellas y restos biológicos
Una vez solventado el escollo del acceso, los agentes iniciaron el rastreo en busca, sobre todo de huellas y de restos biológicos incriminatorios. Así, la razón fundamental por la que los investigadores han solicitado al juez de Instrucción número 19 de València, encargado del caso, el registro de ese apartamento es precisamente constatar la presencia en él del único detenido por el crimen, Miguel V. N., un hombre de 40 años que vivía en la calle y carecía de recursos económicos.
Según uno de los allegados al cura, el hombre rumano de 40 años que se había convertido en una especie de guardaespaldas y asistente personal del sacerdote, el canónigo se habría llevado a Miguel V. N. a pasar tres días en la vivienda del Perelló el pasado mes de agosto, cinco meses antes del asesinato, tal como adelantó este diario.
Desde entonces, el guardaespaldas no había vuelto a ver al acusado del homicidio, según dijo a la Policía. Ni por la calle Avellanas, ni por el apartamento.
Extraordinariamente limpio
Aun así, ante la posibilidad de que el sospechoso hubiese estado en el piso de la playa más recientemente, los agentes buscaron con ahínco vestigios biológicos, por lo que tomaron muestras de todos los elementos susceptibles de contener ADN.
La vivienda, según ha podido saber este diario, estaba extraordinariamente limpia, sin apenas huellas, aunque, a priori, nadie habría vuelto a entrar en el apartamento desde el pasado 18 de enero. Ese día, así como el anterior, estuvieron en el piso, tal como adelantó este periódico, el sacerdote y el guardaespaldas.
El piso al que quiso llevar al chico con discapacidad
Este último dijo a los agentes que habían estado limpiando y recogiendo porque, según él, el cura quería haber llevado allí, a pasar el fin de semana del 19 al 21, al joven con discapacidad a quien pagó para venir desde su ciudad, a 700 kilómetros de distancia, para pasar un fin de semana con él con encuentro sexual incluido. No pudo ser porque el asistente se negó a hacerle de chófer, como pretendía el canónigo, de manera que este se tuvo que conformar con mantener ese encuentro sexual en el piso de Avellanas, justo en las horas previas a su asesinato.
Comrpobar la versión del guardaespaldas
Con este registro, la Policía también ha querido comprobar la versión del asistente y confirmar su presencia y la del cura en este piso justo antes del crimen.
Finalmente, una vez concluida la inspección, se llevaron con ellos el router, que dará información sobre qué móviles han utilizado su wifi para conectarse, por ejemplo. Sin embargo, decidieron no llevarse el ordenador que Alfonso López tenía en este apartamento, que no estaba precintado antes del análisis policial ni lo está tras él, y sobre el que planea una duda más: ¿Dónde están las llaves del sacerdote?