Se parecían tanto a los auténticos que la directora de una conocida casa de subastas de la Milla de Oro de Madrid tuvo que recurrir a Chanel y a Dior para que confirmaran que en realidad eran bolsos falsificados, según la documentación del caso, a la que ha accedido CASO ABIERTO. La alerta saltó en septiembre, cuando una clienta, que ya les había vendido un bolso en mayo, les contactó por correo electrónico y envió cuatro nuevos y lujosos artículos para sacar a subasta: tres distinguidos modelos de la marca Chanel, blancos y negros, y un cuarto de Christian Dior, de color beige.
A primera vista, los bolsos eran una reproducción exacta de los originales, sus fabricantes habían reproducido incluso las cartas de autenticidad y la guía de cuidado de cada artículo. De hecho, consiguieron pasar los primeros filtros de la empresa, pero los empleados de la casa de subastas, ubicada en el barrio madrileño de Salamanca, familiarizados con el carísimo género, lograron detectar en uno de esos Chanel un pequeño detalle, apenas perceptible, un fallo en las costuras de una etiqueta que lo distinguía de los originales.
Vendido por 2.750 euros
Decidieron consultar a representantes de la marca, que realizaron un estudio preliminar de los bolsos y confirmaron sus sospechas: «aunque se trata de elaboraciones muy conseguidas, existen discrepancias en el cosido, la carta de autenticidad y la guía de cuidado. No son auténticos«.
La directora de la empresa denunció el fraude a la Policía y confesó a los agentes que la presunta estafadora ya les había ‘colado’ un Chanel de color negro cuatro meses antes. Entonces, explicó, en la casa de subastas no vieron nada que les hiciera sospechar que el bolso podía ser falso, por lo que lo incluyeron en el lote de una subasta presencial celebrada el 29 de junio, con un precio de salida de 900 euros. Allí, un pujador lo adquirió por 2.750 euros, de los que la presunta estafadora se quedó 2.245 euros, según el sumario.
La investigación del Grupo II de la Sección de Delitos contra la Propiedad Intelectual e Industrial de la UDEV Central permitió averiguar que la mujer que había vendido los bolsos falsificados era Tetiana, una ucraniana de 53 años que residía en una lujosa urbanización de Torrevieja (Alicante) junto a su pareja, un jubilado austriaco de 75 años.
Lo primero que comprobó la policía es que la pareja era muy activa en varias empresas de mensajería. Ambos mandaban y recibían una gran cantidad de paquetes. En los últimos meses los agentes contabilizaron un total de 27 envíos que la mujer habría realizado a distintos países de Europa: Irlanda, Rumanía, Italia, Austria, Alemania, Países Bajos, Suecia, Francia, Bélgica, Polonia, Grecia y Estonia.
Se trata, según las pesquisas, de «envíos consistentes en un solo paquete, con un peso de entre 1,5 kilos y 3,6 kilos», por lo que «se puede deducir de las características de los envíos que en dichos paquetes se podrían contener bolsos o productos de lujo de imitación», concluyen los investigadores.
Viaje a Turquía
También averiguaron que la mujer viajó en avión a Turquía, desde Valencia, del 3 de octubre al 21 de noviembre. A los policías les llamó la atención el destino y recuerdan en su atestado que «Turquía es conocido por albergar un amplio mercado de productos falsificados, incluyendo bolsos y artículos de moda y se le identifica como un destacado centro de producción y distribución de productos de imitación».
Los bolsos estaban tan conseguidos que solo la Policía Científica pudo extraer más diferencias entre las copias y los originales. Así, según su informe, el Christian Dior que la mujer vendió a la casa de subastas madrileña solo difiere del modelo auténtico en una etiqueta de cuero que lleva en el interior y que «en los bolsos originales de la marca va solamente cosida en la parte superior y en el reverso lleva el código de fabricación, mientras que en el falsificado va cosida en todos sus lados y por tanto carece de código».
Más difícil aun resultó reconocer la estafa en algunos de los Chanel. Uno de ellos llevaba hasta una etiqueta con el número de identificación que incluso coincidía con la tarjeta de autenticidad del interior del bolso. Sin embargo, la etiqueta, que en los bolsos de la firma llevan un monograma de la doble C de Chanel con características iridescentes, en la falsificación «no cambiaba de color dependiendo del ángulo de visión o las condiciones de luminosidad».
Un paquete sospechoso
Precisamente el día en que Tetiana regresó de Turquía un trabajador de una sede de Correos en Barcelona, con la que los agentes ya habían hecho gestiones, avisó a la policía de que había recibido «un paquete sospechoso» remitido por la mujer a una casa de subastas online, con sede en la capital catalana. Varios agentes de la Unidad de Ciberdelincuencia de Barcelona se desplazaron hasta esa oficina y escanearon, junto a los funcionarios de Correos, el paquete, que abrieron tras comprobar que se trataba de un bolso.
Dentro de una funda hallaron un Christian Dior de color salmón, metido a su vez en una caja de presentación decorada. Iba a tener un precio de salida al mercado de 700 euros. La policía tomó declaración a la encargada de la casa de subastas que debía recibir ese bolso y, como en el caso de Madrid, constataron que Tetiana ya había conseguido burlar los controles al menos en una ocasión. La empresa estaba a punto de subastar, por 1.200 euros, un Chanel de color rosa que la mujer les había hecho llegar unos días antes.
Un cómplice
La única razón de que no lo hubieran vendido todavía, explicó la encargada, es que no habían consensuado todavía el precio de salida del bolso con Tetiana. «Llamamos a su móvil y lo cogió un hombre que no hablaba español y me pasó con ella, con quien también tuve problemas para entenderla en castellano y en inglés».
De acuerdo con los datos de Correos, Tetiana les había mandado el bolso una semana antes, el 15 de noviembre, desde la oficina de una empresa de mensajería de Torrevieja, lo que llamó poderosamente la atención de los investigadores. Si la mujer estaba ese día en Turquía, ¿cómo pudo gestionar el envío desde España? Así fue como descubrieron que Tetiana tenía un «cómplice». La policía revisó las cámaras de seguidad del establecimiento y averiguó que quien había mandado el paquete había sido un jubilado llamado Valeri, su pareja.
Ambos fueron detenidos el 12 de diciembre, se han negado a declarar en el juzgado de instrucción 4 de Torrevieja, que lleva el caso, y están acusados de estafa y un delito contra la propiedad industrial, por los que podrían enfrentarse a hasta ocho años de cárcel, apunta en su atestado la policía, que estima en unos 50.000 euros la cantidad defraudada. Durante los registros de su casa, los agentes encontraron ocho bolsos de Chanel, Dolce & Gabbana, Dior y Louis Vuitton metidos en sus respectivas cajas y etiquetados, dentro del vestidor de la pareja. También cuatro gafas de sol de Maybach, Dior y Chanel; y un cinturón de esta última marca.
Junto al vestidor del dormitorio, la policía intervino dos tarjetas de dos modelos distintos de bolso de Chanel y dos etiquetas de Dior, además de una agenda manuscrita y dos justificantes de envíos a dos casas de subastas. En el ordenador del detenido encontraron activo y abierto en la pantalla un perfil del hombre en la página de compraventa ebay, a través del que estaba intentando vender tres artículos: un bolso y un cinturón de Chanel y otro bolso de Dolce & Gabbana. Cuando los agentes llegaron al domicilio, Valeri tenía abierto en su ordenador la web oficial de Chanel y estaba comprobando «el precio original de uno de los productos publicados por él en ebay».
Según los datos recabados por la policía, la pareja ya tenía un nuevo objetivo, frustrado por la operación de la policía: habían contactado con la popular casa de subastas Sotheby’s para mostrar su interés en hacer negocios con ellos.