Karlos Arguiñano es una persona muy cercana y que, siempre con una sonrisa en la cara, atiende a todas las personas que le paran por la calle. El chef ha recordado que, entre los años 1995 y 2000, estuvo trabajando en Argentina, y es que los argentinos son muy pasionales.

El chef ha compartido en El Hormiguero una anécdota muy sorprendente que involucra a una señora mayor. Como él grababa los programas de lunes a jueves, aprovechaba el fin de semana para viajar a lo largo y ancho del país, conociendo sus ciudades y su gastronomía para innovar en sus recetas. En una ocasión se encontró con un mercado, y al chef le picó la curiosidad por saber qué tipo de productos vendían.

Dentro, se encontró con una señora mayor que, según cuenta Arguiñano, ¡se le clavó de rodillas delante de él! «Esta noche, le pedí a Dios no morirme sin conocerlo», fueron las palabras de la señora hacia el chef, que le pidió que se levantara. A Arguiñano le sorprende que la gente le quiera tanto, un cariño que sin duda agradece, pero que mucho tiene que ver con la cercanía que muestra tanto en persona como detrás de la pantalla.

Porque comenzar los programas rezando, al menos en Argentina, no lo hace todo el mundo. «Los tenía locos», reconoce el chef, provocando las carcajadas, cuando nos confesó que un día arrancaba el programa rezando en euskera, al siguiente en francés, después en latín… ¡Revive este momentazo en el vídeo de arriba!

Su lado más romántico

Karlos Arguiñano se lo ha pasado divinamente en El Hormiguero, mostrando su lado más personal y alejado de la cocina. El chef está muy agradecido al destino por haber podido compartir su vida con María Luisa, su esposa, madre de sus hijos, y con la que lleva ya casado más de 50 años.


«No suelo comprar lotería pero, el día que la conocí, me tocó el Gordo», ha reconocido el chef justo antes de desvelar cómo fue el momento en el que la conquistó. ¡Todos aspiramos a un amor así!