El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) se creó en los años ochenta para impulsar la eficiencia el ahorro energético y generar conocimiento en el ámbito de la energía. Pero 40 años después se ha convertido en uno de los principales gestores de los fondos europeos Next Generation, con más de 10.000 millones de euros para repartir, a los que se sumará la adenda del Plan de Recuperación. Y su director general, Joan Groizard (Palma, 1989), se ha consolidado como una figura clave del Ministerio para la Transición Ecológica que dirige la vicepresidenta Teresa Ribera. Tras dos años de crisis, la energía se adentra en una nueva etapa en la que se empezará a poner ‘orden’ a la transformación del sector y en el cual será fundamental la vuelta de la Comisión Nacional de la Energía. «La energía requiere una supervisión mucho más especializada que la de la CNMC», explica Groizard en una entrevista con El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, en el marco de la feria GENERA.

Una de las mayores críticas es que los fondos se adjudican, pero el dinero no llega

Hemos apoyado más de 2.400 proyectos directamente como IDAE y más de 200.000 proyectos a través de las comunidades autónomas. El principal impedimento está en el tejado de las empresas. El Gobierno adjudica la ayuda, la empresa ejecuta el proyecto y una vez ejecutado se comprueba que está todo bien y se paga. De esos 2.000 proyectos adjudicados desde IDAE, salvo una veintena que ya han terminado, todos están en proceso, comprando los electrolizadores y haciendo la obra civil, instalando infraestructura de recarga o montando las fábricas de palas de reciclaje, que lleva unos años poner en marcha. Estamos en ese impasse. La actividad económica está en marcha, pero la transferencia no se hace hasta que no se haya acabado el proyecto.

También hay quien ha instalado placas de autoconsumo en casa hace dos años y sigue sin recibir la ayuda

En ese caso la gestión es de las comunidades autónomas. Desde el principio les dimos una parte de presupuesto para que contraten gente, refuercen equipos o mejoren sus sistemas informáticos. El año pasado, viendo que todavía no alcanzaban esa velocidad de crucero, incrementamos la dotación y hemos visto que se está acelerando. Pero es un reto. Si antes las líneas de ayudas eran de 50 millones de euros para todos, ahora hablamos de 2.000 millones.

«El dinero de los fondos no llega porque las empresas no han terminado los proyectos»




Uno de los objetivos del plan de recuperación era impulsar la autonomía estratégica de Europa, pero hay fondos adjudicados a empresas chinas

Lo urgente era la reducción de la dependencia energética exterior con la inversión en eficiencia y renovables. Pero, efectivamente, el objetivo también es no generar nuevas dependencias. En el plan de recuperación hay líneas de ayudas a la cadena de valor y la adenda incluye 1.000 millones a la fabricación en España de componentes y equipos renovables. Es una realidad que a día de hoy una parte muy importante de los componentes y equipos fotovoltaicos y de baterías son importados de grandes mercados asiáticos. Pero el propio sector renovable reconoce que no está listo para suministrar el 100% de las necesidades. Adicionalmente, hay una reflexión que hacer a nivel europeo de qué papel queremos jugar frente a la competencia de China y de Estados Unidos. En Europa queremos hablar de autonomía estratégica, de resiliencia y de sostenibilidad, que parece una forma indirecta de decir que queremos fabricación europea. Pero la ley Net Zero Industry Act no habla claramente de fabricación europea. Hay un discurso político de que hay que proteger a la industria europea, pero nos falta ser coherentes y eso es una política puramente europea, de comercio exterior.

¿Debería ser Europa más proteccionista?

Más proteccionista o más coherente. Si hablamos de competencia desleal de terceros países, hay normas a nivel internacional para denunciar si hay dumping o aplicar aranceles. Pero eso solo se puede hacer si tienes unas mínimas capacidades propias y sabes que no vas a generar guerras comerciales que al final perjudican a todos. A nivel nacional, lo hacemos a través de las subastas. Pero también es importantísimo el sector privado. Las empresas tienen la obligación de buscar la máxima eficiencia, pero no sirve cargarme al sector en Europa y convertirme en 100% dependiente de otro mercado porque es más barato, porque cuando me quiera subir el precio multiplicado por tres, quedaré totalmente atado, que es lo que pasó con Rusia tras una decisión geopolítica. Europa tiene que ser más valiente en esa reflexión para no quedarse sin suministradores de confianza que dependan de otras decisiones. Cuando hablo de Europa hablo tanto de las propias instituciones como de las empresas.

«Europa tiene un discurso político de proteger a su industria, pero le falta coherencia en su política exterior»


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El despliegue renovable ha cambiado el mapa energético con grandes polos de generación. ¿Qué le parece la vuelta de una suerte de canon energético que grave la producción para beneficiar a estos territorios?

Parece que las renovables son responsables de todo y que tienen que ser la solución a todo. La despoblación o los retos del sector agrario son cuestiones que vienen sucediendo durante años o décadas. No hay que cargar a las renovables toda la responsabilidad de arreglar ese problema. Pero sí tienen que ser un muy buen vecino en el territorio donde se instalan. Estamos incorporando cosas como valorar el impacto socioeconómico en el entorno en los concursos de acceso o cupos específicos para proyectos con participación social activa en las subastas. Y estamos trabajando para ver qué otras herramientas puede haber, no solo a nivel de buenas prácticas, sino a nivel de impulso o de que sea más fácil la tramitación administrativa.

¿Por ejemplo?

Desde que la búsqueda de empleo de la planta en construcción y operación sea en territorio, que la vigilancia ambiental tenga impactos positivos en la biodiversidad o que en la fase de diseño del proyecto, más allá del trámite de audiencia pública, el promotor lo cuente en el territorio, escuche a la gente y esté dispuesto a adaptarlo en función de lo que escucha. Implicar al ayuntamiento desde el principio. Estamos en esa primera fase de escucha y veremos luego cómo se traduce eso.

«Parece que las renovables son responsables de todo y que tienen que ser la solución a todo»


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No a un canon, entonces

Todavía estamos en fases muy tempranas de esos debates, eso todavía no se ha dado y no me atrevo a opinar. Los impuestos con carácter general no son finalistas cuando no son tasas. Y por tanto, puede que se acabe convirtiendo en una actividad económica que da dinero, pero luego lo que voy a hacer es perdonarle impuestos a quienes más tienen y simplemente me sirve para cuadrar las cuentas. Si hay una recaudación concreta de las renovables para generar actividad en territorio, la propia ciudadanía tiene que tener de visibilidad de cómo esa recaudación se está revirtiendo ahí.

¿Ha faltado planificación de red o de almacenamiento para integrar tanto despliegue?

Según el informe 2023 de la Agencia Internacional de la Energía España es el país que es capaz de integrar más renovables con menos pérdidas. Hay que seguir mejorando y por eso se aprobó una modificación puntual de la red y se ha activado el siguiente periodo de planificación. Estamos solapando periodos de planificación para que sea mucho más dinámica y se adapte a esa evolución. La legislatura pasada ha sido sobre todo de activación del despliegue renovable. Y esta va a ser mucho más de gestionabilidad, flexibilidad, almacenamiento y electrificación de la demanda.

«No hay que cargar a las renovables toda la responsabilidad de arreglar el problema de la despoblación o el reto agrario, pero sí tienen que ser un buen vecino»


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Empiezan a verse precios cero, pero en el ajuste se disparan

Las renovables cada vez juegan mayor papel en los mercados que no son puramente energéticos. Y con el almacenamiento y la gestión de la demanda vamos a tener más agentes participando. Vamos de un planteamiento de gran despliegue a una regulación mucho más de detalle, tanto en la parte regulatoria como de seguimiento. Vamos a tener miles de agentes que supervisar para asegurar que los mercados funcionan. Esa es la reflexión detrás de la creación o recuperación de esa Comisión Nacional de Energía (CNE). No porque la CNMC no esté haciendo bien su trabajo, sino porque la energía requiere un nivel de detalle y de supervisión mucho más especializado con respecto a lo que teníamos ahora.

¿No se debilita su capacidad sancionadora al separarlo de Competencia?

Hay grandes referentes, desde el Ofgem británico al CRE en Francia. Reguladores energéticos que aúnan muy bien la pata regulatoria con la de supervisión, de cumplimiento de esa regulación. Hay normativa específica de competencia donde la CNMC va a seguir teniendo esa capacidad de supervisión. Pero para cuestiones más específicas de la regulación energética, va a tener sentido esa CNE. La referencia son otros países en los que vemos que ese regulador especializado aporta valor tanto de interlocución como del propio trabajo que lleva a cabo el regulador.

«España tiene tres veces más infraestructura de recarga eléctrica que gasolineras»


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¿Cómo se prevé impulsar la electrificación con una demanda a niveles históricamente bajos?

En la caída de la demanda hay un elemento de eficiencia energética y de autoconsumo. Pero tenemos que electrificar movilidad, consumos térmicos y climatización. Con el plan de recuperación estamos impulsando las bombas de calor y en movilidad eléctrica el año pasado llegamos en diciembre con el 15% de matriculaciones eléctricas enchufables (híbridos y eléctricos). Más vehículos enchufables que diésel. En España hay infraestructura de recarga más que suficiente. Y luego al sector comercial, el taxi y demás, les empieza a salir a cuenta económicamente porque la electricidad es más barata que la gasolina por kilómetro.

Pero vamos más lentos que otros países en coche eléctrico

Vemos que es más una cuestión de percepción para el usuario, que no tiene integrado en su día a día el vehículo eléctrico. España ya es un país con tres veces más infraestructura de recarga eléctrica que gasolineras, por ejemplo. La gente que piensa en comprar un vehículo eléctrico tiene el runrún de que eso todavía no es así, pero hay una estructura de recarga que ya está lista. Y para eso también es importante el registro oficial de infraestructura de recarga que ya es una realidad.