Galicia. Ferraz mira ya casi exclusivamente hacia el 18-F, hacia las elecciones en las que aspira a que el delfín de Alberto Núñez Feijóo, Alfonso Rueda, pierda la mayoría absoluta y la izquierda le arrebate la Xunta. No es una contienda fácil, ni mucho menos, porque el PP, aunque a la baja respecto a 2020, según las encuestas, aguanta, y porque en el bloque progresista va por delante el BNG. Los socialistas, sin embargo, no dan nada por cerrado y van a apretar en la recta final. Sus energías, las de la cúpula federal, se van a volcar con el candidato del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro. La renegociación de la ley de amnistía, se toma un respiro. Como dicen en el partido, se trata de «bajar el balón» y aprovechar la campaña gallega para enfriar tensiones y «mirar con calma y detenimiento» todas las salidas posibles para devolver a Junts al acuerdo y hacer posible que, tras las urnas, la norma salga aprobada del Congreso rumbo al Senado para continuar allí su tramitación.
«Galicia a tope» es la consigna que se emite desde Ferraz. Esa es la principal preocupación ahora mismo, a poco más de una semana de los comicios. Falta aún el arreón final de los últimos sondeos, pero todos los estudios demoscópicos sitúan al PP en el entorno de los 39-40 escaños —la mayoría absoluta se sitúa en 38 asientos en el Parlamento autonómico—, por los 42 que logró Feijóo hace cuatro años. Como segunda fuerza, el BNG de Ana Pontón, que podría crecer desde sus 19 diputados actuales a los 20-23. El PSdeG, mientras, no logra carburar y se situaría en la franja de los 13-15 parlamentarios, por los 14 de 2020.
Queda el esprint movilizador. El PP puede sacar o no la mayoría, pero es que un punto arriba o abajo cambia el escenario», asegura un veterano dirigente, que advierte de que la orden interna es «bajar el balón» con Junts
«Queda el esprint movilizador y eso se debe dar este fin de semana. Estos últimos días son claves, y más para el votante progresista. Estamos como se ve en las encuestas. El PP puede sacar o no la mayoría, pero es que un punto arriba o abajo te cambia por completo el escenario», asegura un dirigente gran conocedor de la maquinaria del partido y con muchas campañas a sus espaldas. Para los socialistas, y eso lo sabían mucho antes de que arrancase el tramo final hacia las urnas, es fundamental la participación. Sacar a sus votantes, a los que cogen la papeleta del puño y la rosa en las municipales y en las generales, de la abstención. Ese ha sido el propósito desde el principio y eso explica el enorme despliegue de cargos federales y de ministros junto a Besteiro.
También del propio presidente, Pedro Sánchez. Unos días antes del comienzo de la campaña, el 27 de enero, visitó Lugo. El sábado pasado pisó Ourense, y mañana, 10 de febrero, estará en Vigo, ciudad que gobierna Abel Caballero con mayoría absolutísima. En la última semana, el jefe del Ejecutivo mitineará dos días seguidos: el jueves 15 en A Coruña y el viernes 16 en Santiago, y en este caso con José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente también está teniendo una participación activa en este camino hacia el 18-F, precisamente para espabilar a los votantes progresistas: el pasado martes estuvo en A Coruña con el candidato, y volverá a compartir escenario con él otros tres días.
«Improvisar no lleva a nada bueno»
Mientras, la carpeta de la amnistía quedará en la nevera. «Hay que bajar el balón, todo el mundo callado hasta que no pasen las gallegas. El clima de silencio es positivo», sentencia el citado experimentado dirigente. «Es lo natural», indican en Ferraz, «no es que haya habido una estrategia, pero no se va a anunciar nada ni esta semana ni la próxima. Las cosas hay que trabajarlas. Improvisar no lleva a nada bueno. Por encima de todo debe estar la seguridad jurídica y la constitucionalidad«.
Montero subraya que cualquier cuestión que se incorpore a la ley «tiene que ser meramente técnica, no esencial y no sustancial»
Este jueves, tampoco el Ejecutivo quiso dar más detalles de las conversaciones. La vicepresidenta primera y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, insistió en que la ley «entró impecable […] y tiene que salir impecable» de su tramitación parlamentaria. Y reiteró que «cualquier cuestión que se incorpore [a la proposición de ley de amnistía] tiene que ser meramente técnica, no esencial y no sustancial para que la ley pueda seguir su recorrido» y pasa el filtro del Tribunal Constitucional.
Montero no dio mayor relevancia a las palabras del día anterior de la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, que avisó de que la revisión de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) para recortar los tiempos de las instrucciones judiciales «no va en la dirección correcta». Esa vía se ha ido debilitando desde que el lunes Sánchez admitiese que está sobre la mesa, aunque oficialmente no se da por descartada. La número dos de los socialistas se mostró convencida de que «si al final hay un camino que se puede explorar, Sumar lo apoyará como viene apoyando toda la estrategia de convivencia que el PSOE está impulsando», informa EFE.
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