Fue en marzo del año pasado cuando estalló la crisis de los bancos regionales en Estados Unidos de la mano del malogrado Silicon Valley Bank (SBV), algo totalmente inesperado que puso en peligro la recuperación económica y que señaló directamente a los banqueros centrales como causantes de los problemas de las entidades por el impacto de sus agresivas subidas de tipos.
Casi un año después, el fantasma de la crisis bancaria vuelve a sobrevolar los mercados ante lo que está viviendo, desde que comenzó el mes, otro banco regional, New York Community Bancorp (NYCB), que fue precisamente el que se quedó con los activos del también quebrado Signature Bank.
El pasado 31 de enero, NYCB se hundía un 37% tras publicar resultados, y ha seguido cayendo con fuerza en jornadas sucesivas. La entidad recortó su dividendo y reportó perdidas inesperadas y el mercado le castigó duramente.
Este martes, se desplomaba otro 22% después de que la agencia Moody’s rebajara su calificación a ‘bono basura‘, mientras que ayer miércoles logró girarse y acabar en verde (+6,67%).
«La Fed ha tenido un éxito extremo al aislar los problemas del sector bancario con liquidez y medidas provisionales»
«El historial de préstamos inmobiliarios comerciales del NYCB, las pérdidas significativas e imprevistas en sus oficinas y propiedades multifamiliares de Nueva York podrían crear una potencial sensibilidad a la confianza», afirma Moody’s. La agencia ha advertido que la financiación y la liquidez de New York Community Bancorp se consideran una «debilidad relativa» en comparación con sus pares, y ha señalado que depende de una financiación mayorista sensible al mercado que puede agotarse en tiempos de tensión.
En conjunto, desde el pasado día 31 de enero, NYCB se ha desplomado un 60% y cotiza a 3,9 dólares por título. El pasado 2 de enero, tras sus resultados, Deutsche Bank recortaba su calificación desde ‘comprar’ a ‘mantener’, y el precio objetivo hasta 7 dólares desde los 15 dólares previos, una valoración que aún supone otorgarle un fuerte potencial, especialmente después de lo mucho que ha caído tras esa decisión.
¿HAY QUE PREOCUPARSE?
Cuando NYCB se hundió el 31 de enero, el índice bancario regional KBW cerró con una bajada del 6%, su mayor caída en un día desde el 13 de marzo del año pasado, después de que Signature Bank colapsara debido al pánico desatado por el fracaso de Silicon Valley Bank.
«Lo alentador es que el KBW no reaccionó ante esta última sacudida«, escribe Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank, al referirse a los fuertes recortes del martes provocados por la decisión de Moody’s.
Tampoco lo que está ocurriendo desde que arrancó el mes ha tenido especial repercusión en los grandes índices estadounidenses, ni ha puesto en ningún momento nerviosas a las bolsas europeas, que vivieron su particular versión de la crisis el año pasado con el hundimiento de Credit Suisse. En el periodo comprendido desde que New York Community Bancorp anunciara sus cifras y empezara a desplomarse y el momento actual, el Dow Jones, el Nasdaq y el S&P cotizan planos, incluso con leves subidas.
A la tranquilidad del mercado contribuye también lo eficazmente que actuaron las autoridades estadounidenses el año pasado, tomando medidas rápidas y efectivas que permitieron contener y atajar la crisis.
«La Fed ha tenido un éxito extremo al aislar los problemas del sector bancario con liquidez y medidas provisionales«, reconoce Ozkardeskaya. Avisa, no obstante, de que esas medidas vencen el próximo mes y cree que eso es «preocupante».
Sin embargo, lo reconfortante es que la Fed podría usarlas cuando sea necesario para calmar los nervios del mercado, indica esta experta.
«Los inversores también tienen en cuenta que lo más probable es que el próximo movimiento de la Fed sea flexibilizar las condiciones financieras, lo que debería ayudar al sector en su conjunto. Y la sola expectativa de una Fed más flexible es suficiente para estimular el apetito del mercado. Es por esto seguramente que la desgracia del New York Community Bancorp no ha desencadenado un efecto dominó en todo el sector bancario, y los vientos podrían cambiar antes de que estalle una crisis en el problemático sector inmobiliario. Esa es una buena noticia».