Sumar cambia el paso con la ley de amnistía para evitar verse afectados por el desgaste que conlleva la última fase de la negociación. El partido de Yolanda Díaz deja a su socio de Gobierno, el PSOE, afrontar en solitario la pugna con Junts, que la semana pasada tumbó la norma en el Congreso y la devolvió a la Comisión de Justicia donde deberá llegarse a un acuerdo antes del 21 de febrero, tres días después de las elecciones gallegas.
El movimiento político más relevante tras las generales del 23 de julio, que permitían una mayoría alternativa al PP, consistió en el viaje de la vicepresidenta segunda del Gobierno para visitar al líder de Junts, Carles Puigdemont, en un encuentro que suponía reconocerle como un interlocutor válido. Sumar no sólo defendió la amnistía desde el primer momento, sino que la abanderó como propia y llegó a censurar el oportunismo de Sánchez a la hora de adoptar esta medida, aceptada a cambio de siete votos de los neoconvergentes, frente a la convicción ideológica que ellos defendían.
Pero la situación ha cambiado en los últimos meses. La amnistía lleva en el debate público desde el pasado agosto, y Sumar ha aceptado asumir la erosión de abordar el debate, pero no está dispuesto a pagar toda la factura. «Hay una parte de nuestro electorado que no lo entiende», «empieza a pesar», explican distintas voces de la coalición, que asumen la necesidad de «pasar página» ante el «desgaste» que conlleva la recta final de las negociaciones con Junts.
Nueva «fase»
Esta norma se abanderó asumiendo que era la única forma de lograr un Gobierno de coalición, pero no están dispuestos a cargar con la responsabilidad de unas negociaciones de las que no forman parte, y donde los actores principales son PSOE y Junts. Así, desde Sumar han optado por la «flexibilidad», según expresó su portavoz Ernest Urtasun este lunes. Exhibir lealtad sin ir más lejos, y no generar más conflicto más allá de la pugna que ya existe entre socialistas e independentistas.
Todo ello, aunque suponga autoenmendarse y aceptar una aproximación a la Ley de Enjuiciamiento Criminal que reformó Mariano Rajoy y a la que se opusieron de manera taxativa. Desde los comuns, la vertiente catalana dentro de Sumar, sí piden que la mesa de negociación sobre este asunto «vuelva a ser circular«, en lugar de a dos, y les incluya tanto a ellos como a ERC, para al menos tener información de por dónde discurren las conversaciones, en lugar de enterarse por la prensa de las propuestas del ala socialista, como sucedió este lunes con las declaraciones de Pedro Sánchez sobre la reducción de los plazos de instrucción judicial.
Iñigo Errejón se estrenó en el cargo de portavoz parlamentario este martes en el Congreso, donde apuntó a una nueva fase a la hora de afrontar la ley de amnistía y que está basada en el «pragmatismo». «Cuando hubo que dar el debate ante la sociedad española lo hicimos de cara y sin escondernos«, señaló el portavoz, que defendió que «ahora no estamos en esa fase», y justificó el cambio de posición de Sumar -que ahora guarda silencio en torno a este asunto- en el hecho de que la norma se encuentra en el «trámite legislativo», donde se trata de «ajustar posiciones». «Ahora más que en un debate sobre si es bueno o no, estamos en un momento de matices«, apuntó, donde se requiere «rigor y discreción«.
De perfil
Después de ser la principal cara del Gobierno que apostaba por la ley de amnistía, Yolanda Díaz ha virado en las últimas semanas y se ha puesto de perfil sobre este asunto, evitando ante todo ser el foco de atención en un debate que empieza a pesar entre las distintas formaciones de Sumar. Tanto es así, que llegó a ausentarse en el debate y votación de la norma la semana pasada, donde Junts tumbó la propuesta tras no llegar a un acuerdo con el PSOE. La vicepresidenta segunda se encontraba en México en un viaje institucional y a día de hoy ni siquiera hizo referencia alguna a la derrota -aún no la ha hecho a día de hoy- de la que había sido su gran apuesta política. No la hicieron ni ella ni ninguno de los dirigentes de Sumar, que asumían la directriz de no pronunciarse sobre este asunto.
Nadie en Sumar pasa por alto el episodio de mediados de enero, cuando el ministro de Presidencia Félix Bolaños negoció en paralelo con Junts y Podemos para salvar los decretos que dependían del PSOE mientras decaía el decreto de Yolanda Díaz, sin margen de negociación para salvar su reforma de los subsidios, previamente pactada con la socialista Nadia Calviño.
Esta votación, donde Díaz salió como gran derrotada frente a la victoria socialista, marcó un punto de inflexión en lo que va de legislatura. El grupo parlamentario de Sumar, sin ir más lejos, abordó la semana pasada un debate sobre el papel que deben tener dentro de la coalición, a la hora de establecer posiciones más diferenciadas respecto a las filas socialistas y dejar al socio mayoritario de Gobierno que «asuma sus propias derrotas», después del revés que sufrió la ley de amnistía.