Ya queda menos para el gran día, para el último derbi de la temporada salvo que haya cruce fratricida en el play-off, y va quedando claro cuáles son las posiciones de uno y otro rival. El Sporting quiere suturar la herida que le han producido las dos derrotas consecutivas a costa del vecino azul y, de paso, aprender a ganar un derbi. Por su parte, a los azules se les nota confiados, respaldados por su buena racha y porque se saben psicológicamente superiores: son pocos los que se acuerdan de la última vez que mordieron la lona ante el Sporting. De ahí que el mensaje que emana de la caseta sea el de jugar con la ansiedad del vecino y dejar que transcurran los minutos para luego tratar de dar el zarpazo definitivo y sumar tres puntos en su carrera por meterse de una vez en la promoción.

Por el contrario, en Gijón el discurso, iniciado ya por MAR tras la pifia monumental en La Romareda, es que el derbi es el mejor momento para salir del bache. Para salir del bache y para que Djuka se reivindique, para que Mario «el Pistolero» haga su primer gol, para que Christian Joel demuestre que hay portero y que la baja de Yáñez no generará ningún drama y tal y tal y tal. Pero además del derbi, esta recta final de la semana nos devuelve a la idea para que El Molinón sea sede del Mundial. Se firmará el protocolo entre las administraciones y el Sporting y horas antes del choque se presentará el proyecto para la reforma integral de El Molinón. Lo que sigue sin estar claro es cómo se pagará el asunto.

Por Gijón andará Pedro Rocha, el presidente interino de la Federación Española, y a cuya poltrona aspira, por ejemplo, Carlos Herrera. Al parecer lo del locutor iba en serio y no era una inocentada. Otra cosa es que consiga los avales necesarios, que ya sabemos todos cómo funciona el asunto en esas federaciones-cortijo de compraventa de votos y omertá, donde el de fuera nunca es bienvenido. Y que la diversión no pare, ¿oyisti, güey?