En ‘Y ahora Sonsoles’ hemos contado con Marta, una excocinera de una residencia de ancianos que dejó el puesto cuando tan solo llevaba un mes trabajando debido al mal estado de la comida que le ofrecían a las personas mayores.

Se ha mostrado muy indignada debido al trato que les dan cuando están en el último tramo de su vida, especialmente después de la pandemia, cuando, considera, nos hemos aprovechado de los ancianos para denunciar. «Ahora que es el momento de dar la cara por ellos, es una vergüenza que le estemos dando bazofia para comer«, ha dejado claro.

«Te dan agua con colorante y eso es una sopa»

Marta ha asegurado que ella tiene 55 años y es la próxima generación que ingresará en una de estas residencias. «Me daría asco tener que acabar en un sitio así», ha sentenciado.

Tomás, un hombre de 83 años que ha asegurado que tanto él como su mujer han pasado hambre en la residencia, y con quien ya hablamos en ‘Y ahora Sonsoles’, ha visitado el plató.

Ha ahondado en lo que ha dicho Marta, y ha explicado que la comida la mandan los nutricionistas que lo que dan todo es malo, además de en unas medidas raras. «Te dan agua con colorante y eso es una sopa», ha explicado.

Marta ha incidido en que es una vergüenza que a una persona mayor de noche se le dé de cenar judía blanca con oreja de cerdo. «No hay estómago que aguante esa alimentación por la noche», ha dejado claro, ya que para la cena la comida ha de ser más ligera.

A mediodía, sin embargo, ha confesado que se le da una rodaja de pescado de apenas 55 gramos. «Es una vergüenza», ha sentenciado.

Ella no ha sido la única que ha dado su testimonio. Ana, otra excocinera, ha hablado en el programa y ha confesado que en alguna ocasión incluso se ha negado a cocinar y ha llegado a tirar alimentos a la basura.