La expresión habitual, ante situaciones como las que vivió el Levante la pasada semana, sería que el atraco sufrido contra el Espanyol fue la gota que colmó el vaso. No obstante, lo ocurrido en el Stage Front Stadium tuvo tintos similares a lo experimentado en otras ocasiones esta temporada. Nadie se olvida del tanto anulado a Dani Gómez y los tantos antirreglamentarios del Leganés en Butarque, y aún así, el levantinismo tuvo que tolerar cómo Arcediano Monescillo pasó por alto un clarísimo penalti de Keita Baldé, con empate en el luminoso y en el tiempo de descuento, tras impactar su brazo con el balón de manera intencionada. Una acción que el VAR ni se molestó en valorar. Sin embargo, que el sistema de videoarbitraje, tan gris como interesado, haya actuado de manera injusta con el equipo de Orriols no es ninguna novedad. 

Tras cambiar su destino de golpe y porrazo, ya que le impidió ascender a la élite del fútbol español mediante una decisión tan dudosa como polémica, el VAR, inevitablemente se está cebando con el Levante y la prueba de ello reside en los puntos que le ha impedido sumar hasta la fecha. Hasta en cuatro partidos los levantinistas perdieron puntos por culpa de los árbitros: Amorebieta, Villarreal B, Leganés y Espanyol.

Cada uno más grave que el anterior, aunque todas indignan a un club que, en condiciones justas, estaría mejor posicionado que en la actualidad. En Lezama, y con 0-1 a favor, una mano de Jauregui, que le sirvió para acomodarse el balón y empatar la contienda, fue analizada por el VAR, pero pese a su evidencia, validó un tanto que no debió subir al marcador. A las primeras de cambio, el Levante se vio con dos puntos menos aún sin asimilar lo que ocurrió en la final del playoff de ascenso a Primera División frente al Alavés. 

Ocho jornadas después, frente al Villarreal B, el Levante vivió otra situación similar que cambió el rumbo del encuentro. Mohamed Bouldini, en posición legal al actuar en línea con Lekovic, definió a la escuadra y puso a su equipo por delante en el marcador. Sin embargo, después de cinco minutos de revisión, Cordero Vega anuló el tanto para sorpresa levantinista. Una decisión que tuvo impacto inmediato, ya que, un minuto después, el filial amarillo se puso por delante en el Ciutat de València. A pesar de que los de Javi Calleja terminaron rascando un empate, la sensación general fue la de que el colegiado y el VAR, nuevamente, le arrebaton dos puntos a los granotas.