Sarp no perdona que su padre haya readmitido a Orhan. El joven tuvo un encontronazo con él y le pidió a su padre que lo despidiese. Sin embargo, Ömer consiguió que cambiase de opinión y el tío de los Eren volvió a su puesto de trabajo.

El joven Yilmaz no se iba a quedar callado y, en venganza, decidió tenderle otra trampa. Sarp se compinchó con uno de los trabajadores del Atman y le pidió que escondiese unas tablets en la taquilla de Orhan.

Cuando el director descubrió que estaban allí…¡volvió a despedirle! Además, le acusó de ladrón.

Sus hijos y sobrinos intentan defenderlo diciendo que él inocente, pero el director no parece que vaya a cambiar de opinión. ¡Pobre Orhan!