La vida de Lucía Martínez (Asturias) dio un giro de 180 grados a los 26 años. La avilesina, técnica superior en construcciones metálicas, sufrió un grave accidente de tráfico que hizo que le hizo perder parte de una pierna. Pero, lejos de hundirse, hizo de tripas corazón para salir adelante. Antes de la amputación no era una gran amante de los deportes; había hecho algún pinito en diferentes modalidades, pero sin llegar muy lejos. Ahora es una de las grandes referentes en la paraescalada y en su currículum cuenta con varios campeonatos de España.
«La escalada la descubrí de casualidad», cuenta Martínez. Y es que, cuando formaba parte de una asociación de discapacitados un día acudieron al polideportivo de Los Canapés para probar el deporte. «Nos pusieron a escalar a todos y a mí me encantó. Manolo Taibo, una de las personas de la Federación, vio que me gustaba y decidió darme el bautismo de escalada», explica la avilesina. En ese momento arrancó su meteórica carrera, aunque según confiesa, durante unos meses tuvo que apartarse de su pasión por «unos problemas», pero ahora está mejor que nunca. «La escalada viene muy bien para recuperarse de algo como lo que me pasó a mí. Hace dos años fui a competir al País Vasco francés y ahí, en los centro de rehabilitación, vi que tenían su propio rocódromo. Creo que es una gran idea», indica.
Una de las cosas que más llaman la atención cuando Martínez compite es su gran estado físico. «Mucho creo que ha sido por la silla de ruedas. El gimnasio no me gusta nada, no soy de hacer pesas», admite la deportista, que explica que una de las prácticas que más utiliza para mantener a tono sus músculos es la calistenia. También practica taichí. «Antes no tenía mucho tiempo para hacer deporte. Trabajaba y estudiaba a la vez, no había horas para todo. Hice yoga y natación, pero a nivel básico. Fue ahora ‘de vieja’ cuando me metí a fondo», bromea.
Ahora, Martínez confiesa estar un poco nerviosa por la charla que tiene que dar: «Lo he preparado todo bien para que el público sepa qué es la paraescalada, hablando de mi trayectoria dentro de esa especialidad». Con sus palabras y su ejemplo, espera poder servir de estímulo para que las personas que estén pasando por una situación similar vean que hay luz al final del túnel.
«Sufrir un accidente así de grave no es el fin. A mí me gusta contar que hace unos años tuve una operación en la que no podía hacer nada, porque me operaron una mano. Lo que hice fue aprender a hacer el cubo de Rubik con la otra. Todo es proponérselo«, afirma. Hoy, a partir de las 20.00 horas, todos pueden escuchar de su propia boca una encomiable historia de superación.