El Domingo 3 de febrero de 1924, se colocaba la primera piedra del edificio del Matadero Municipal, hoy Museo del Cáñamo «Roque Fco. Albert Lucas», en un solemne acto que contó con la asistencia del Excmo. Gobernador Civil, don Cristino Bermúdez de Castro (1866–1935), el Delegado Gubernativo del Distrito de Dolores, don Enrique Albert, y el Iltmo. Sr. Obispo de Orihuela, don Francisco Javier Irastolza Loinaz (1875-1943), siendo alcalde de la Villa de Callosa de Segura, don Joaquín Marco Aguilar (1879-1954). Dicho acto se hizo coincidir con la inauguración de una nueva sala de operaciones en el Hospital. (La Verdad de Murcia, 5 de febrero de 1924).

La prensa de la época, en una clara manifestación de actuaciones de modernidad y Bienestar promovido por el nuevo régimen del Directorio de Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, Marqués de Estella, implantado en el Golpe Militar de 13 de septiembre de 1923, da buena cuenta del acto llevado a cabo, en el que destaca de manera especial la asistencia y participación activa del Delegado Gubernativo en el Partido Judicial de Alicante, señor Albert. Así lo vemos anunciado el acto en la víspera del mismo en el Diario de Valencia en el indica que «el próximo Domingo tendrá lugar en Callosa de Segura la colocación de la primera piedra para las “obras” de un matadero» acto al que, organizado por el Ayuntamiento han sido invitadas las autoridades señaladas anteriormente, destacando la existencia «entre el vecindario gran entusiasmo para inauguración de las obras que han de destacarla labor positiva que viene desarrollando aquel municipio en beneficio de los intereses que suministra» (Diario de Valencia, 2 de febrero de 1925. Pág. 4). Por tanto, vemos un claro ejemplo de propaganda de emprendimiento y de interés en la modernización, sirviendo este edificio, el primero en comenzar a construirse en esta década de los años veinte del pasado siglo, encargándose de su trazado y planos, el prestigioso arquitecto alicantino don Juan Vidal Ramos (1888-1975).

El Liberal de Murcia también recoge el desarrollo con gran solemnidad del acto presentándolo como un «IMPORTANTÍSIMO ACTO EN CALLOSA», indicando que el Gobernador Civil de Alicante y el señor Obispo realzaron dicha ceremonia. Nos dice el corresponsal que «el pueblo se asoció jubiloso estos primeros pasos en pro de su mejoramiento material y moral», ciando como artífice de estos «impulsos y fructífera labor» al Delegado Gubernativo en Dolores don Enrique Albert, como viene realizando en todo el territorio bajo su gestión. En la crónica se expresa el deseo de que obra iniciada continúe su ejecución y sobre los callosinos refleja el elogio hacia don Enrique «por su empeño en llevar a cabo su magna y altruista obra renovadora, empezando por este pueblo que huérfano hasta ahora de todo apoyo, ve por vez primera el comienzo de una era de prosperidad y de paz». (El Liberal de Murcia, 5 de febrero de 1924. Pág. 1)

El jueves 7 de febrero de 1924, el Diario de Valencia describe también el acto de la colocación de la primera piedra del Matadero y la inauguración de la Sala de Operaciones del Hospital Municipal, destacando en este caso la visita al Hospital del Obispo de Orihuela y su paseo por las calles de Callosa «en donde se exteriorizaron cariñosas demostraciones de simpatía y agasajo, tributándole frenéticos aplausos y vivas» (Diario de Valencia, 7 de febrero de 1925. Pág. 5). El luchador, Diario Republicano de Alicante, en su exposición de este acto, describiendo la labor de don Enrique Albert por el Partido Judicial de Dolores, diciendo de la localidad, entre otras manifestaciones el corresponsal lo siguiente: «El Pueblo de Callosa de Segura ansiaba una política definida, inconfundible, clara como la luz. Desde tiempos se sentía mal avenida con el medio ambiente político le rodeaba de turnos y partidos que gozaban del privilegio de poder, sin beneficio de la comunidad». (El Luchador, 7 de febrero de 1924. Pag. 2).

En noviembre de 1925, ya se cita en La Verdad de Murcia, con motivo de la Declaración de Ciudad para Callosa de Segura, «… después de realizar las obras de un gran matadero, próximo a inaugurarse». (La verdad de Murcia, 12 de noviembre de 1925).

Las obras siguieron en los años 1925 y 1926, desplazándose una Comisión Municipal a Madrid, formada por los señores Manuel Alenda, Luis Hurtado, Antonio Meseguer y Matías Pina, acompañados por el Abogado don Manuel Lucas Ibáñez, para solicitar un crédito y ayuda económica, al Ministerio de Instrucción Pública «para los proyectos de Plaza, Matadero, Parque y Graduadas de Niñas» (La Verdad, 6 de junio de 1927 y El Liberal, 9 de junio de 1927).

El Levante Agrario y La Verdad, también apunta la concesión de un crédito de 565.000 pesetas, por el Banco de Crédito Local para «reformas altamente necesarias y beneficiosas para esta población», entre ellas, «terminación del grandioso matadero en construcción». (Levante Agrario, agosto de 1927 y La Verdad, 26 de agosto de 1927).

El 31 de agosto de 1927, siendo Alcalde Accidental, don Luis Hurtado, se publicó el edicto para «terminación del Matadero en construcción» con un tipo máximo de 84.035,51 pesetas y un depósito provisional de 4.201,67 pesetas. Siendo la subasta pública en la Casa Consistorial el 21 de septiembre de 1927 a las nueve y media de la mañana. (Levante Agrario, 1 de septiembre de 1927). La obra fue adjudicada al contratista don Joaquín Martínez Pérez.

Esta sería la última fase de construcción de este señorial edificio, inaugurado el 17 de julio de 1928, siendo alcalde don Carlos Galiana Manresa (1882-1966), con la aportación importante del doctor don José María Lucas Ibáñez (1888-1970), líder político local de la Unión Patriótica Española que consiguió, con su empeño, modernizar Callosa de Segura.

Su distribución era la siguiente: en la entrada dos edificios simétricos, a la derecha estaba la vivienda del conserje y el despacho del veterinario, mientras que en el de la izquierda, se encontraba un almacén y la conserjería. En las dos grandes naves, se mataba y despiezaba en la de la derecha a los cerdos y en la de la izquierda a las reses y corderos, con dos pequeños reos al fondo. En el patio trasero, estaba, a la derecha el vestuario de matarifes y aseos, la cuadra de la mula, y de las terneras. En el centro, la nave de degüello de cerdos que se recogían en la izquierda y que entraban en el recinto los domingos.

El Matadero funcionó hasta principios de los años noventa del pasado siglo, pasando a ser Museo Municipal de la Ciudad e inaugurándose el 25 de mayo de 1995, realizándose en el edificio una reforma que no afectó a su aspecto exterior. Finalmente, el 10 de abril de 2011, se presentó la última reforma que consolidó la obra proyectada por Ramos Vidal para convertirlo en Museo del Cáñamo y ser sede y eje fundamental de la próxima declaración como BIC Inmaterial a La Cultura del Cáñamo de Callosa de Segura.