Cada día, casi sin darnos cuenta, utilizamos decenas y decenas de productos desechables con una vida útil que apenas dura unos segundos y, en muchos casos, tardan cientos sino miles de años en descomponerse. Ejemplos hay a tutiplén. Desde las cápsulas de café con las que preparamos el desayuno hasta las botellas de agua y alimentos envasados que compramos sobre la marcha. Todos y cada uno de estos recipientes están diseñados para usar y tirar. Y el cúmulo de residuos que produce, por pequeño que pueda parecer, se ha convertido en algo monstruoso. En España, por ejemplo, se estima que más del 40% del plástico que utilizamos es de un solo uso. Esto suma miles y miles de toneladas de residuos al año que, en muchos casos, acaban arrojados en los entornos naturales.
¿Pero qué podemos hacer para reducir el uso de materiales desechables? ¿Hay alternativas a los productos de ‘usar y tirar’? Estos son algunos pequeños (y grandes) cambios que puedes aplicar en tu día a día para reducir tu consumo de productos desechables y plásticos de un solo uso.
Cápsulas de café reutilizables
En los últimos años ha aumentado exponencialmente el consumo de cápsulas de café. En la inmensa mayoría de casos, estos productos son especialmente complejos de reciclar ya que están compuestos de aluminio y plástico y son muy complicados de reciclar correctamente. Actualmente, ya existen varias marcas de café que ofrecen cápsulas completamente degradables. También hay empresas que venden cápsulas de acero que se pueden rellenar con café tantas veces como se necesite. Para los más clásicos, nunca está de más recordar que una alternativa ‘zero waste’ es volver a las cafeteras italianas ‘de toda la vida’ que no requieren el uso de ningún tipo de plástico.
Papel encerado y pajitas de bambú
Ya sea para envolver los bocadillos que llevan los niños al cole o para conservar mejor un alimento que vamos a consumir con posterioridad, nos hemos acostumbrado a utilizar papel de aluminio (o papel ‘albal’) para cualquier cosa. El gran problema de este material es que resulta complicado de procesar y, en muchos casos, no se acaba reciclando correctamente. En estos momentos existen varias alternativas para reducir su uso. Hay quien, por ejemplo, almacena los alimentos directamente en recipientes de vidrio o en fundas de silicona. También hay empresas que comercializan alternativas como papel encerado o telas reutilizables diseñadas específicamente para almacenar alimentos. En el ámbito culinario cabe recordar que actualmente se comercializan alternativas a todo tipo de productos plásticos como, por ejemplo, pajitas de bambú o de acero.
Botellas y jarras de agua
Otro de los productos desechables más utilizados en España son los recipientes de bebidas. Es decir, desde las botellas hasta las latas. En este caso, reducir su consumo es tan sencillo como, por ejemplo, llevar encima una botella de cristal o acero inoxidable que podamos ir rellenando a lo largo del día. O en el caso doméstico, con jarras con filtro para el agua del grifo. En el caso de querer consumir alguno de estos productos ‘sobre la marcha’, también hay alternativas. Desde, por ejemplo, intentar rascar un poco más de tiempo para sentarse a tomar un café en el propio bar o restaurante (por lo que estaremos evitando el uso de un vaso de usar y tirar) o, por el contrario, buscar uno de los muchos locales donde ya se ofrecen vasos ‘take away’ reutilizables (que en muchos casos solo requieren el depósito de 1 euro y se pueden devolver).
Maquinillas de afeitar ‘de toda la vida’
Las personas que se maquillan, así como aquellas que tienen cuidado de su piel, suelen tener su tocador lleno de productos desechables. Es el caso, por ejemplo, de los discos desmaquillantes. Estos productos se pueden sustituir por alternativas como los discos de tela o las esponjas desmaquillantes (aunque, eso sí, en estos casos vale la pena recordar que estos productos reutilizables deben lavarse con frecuencia y con cuidado para evitar infecciones). En el mundo de la cosmética, además, cada vez son más las marcas que ofrecen productos ‘zero waste’. Desde champús, acondicionadores, jabones y cremas sólidas, hasta perfumes y todo tipo de maquillajes con envases ‘recargables’. También se ha visto un ‘boom’ de productos ‘de toda la vida’ como las maquinillas de afeitar clásicas que, en vez de ser de un solo uso, se pueden reutilizar durante años y años con solo cambiar la cuchilla.
Carritos y, cómo no, bolsas de tela
Y por último, aunque no menos importante, la eterna lucha contra las bolsas de plástico. Estos recipientes suelen tener una vida tan breve como el recorrido del supermercado a nuestros hogares y tardan entre una década y un siglo en descomponerse. Evitar su consumo es tan sencillo como optar por otro tipo de recipientes. Hay quien, por ejemplo, va a comprar directamente con el carrito de la compra. O quien siempre lleva encima una bolsa de tela. En este último caso, eso sí, conviene recordar que las bolsas de tela son más sostenibles que las homólogas de plástico siempre y cuando se reutilicen de forma habitual. Es decir, no vale con comprar una bolsa de tela cada vez que se va al supermercado.