El equipo español ha logrado este domingo su segunda medalla en el Mundial de Doha. Ha sido en saltos, en una de las disciplinas deportivas en las que más ha mejorado en los últimos tiempos, pero en la que el hito conseguido por Nicolás García Boissier y Adrián Abadía este domingo era prácticamente imposible de incluso imaginar hace unos años.


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Se han colgado el bronce mundial en los saltos sincronizados en trampolín de tres metros, una de las pruebas grandes del programa. Una prueba olímpica en la que, de paso, han asegurado su billete para los Juegos de París. Y con todas las de la ley además: solamente se repartían ocho plazas para la cita francesa en esta modalidad y, por lo tanto, tan solo los equipos de élite podían acceder a ellos.

España está entre ellos. Además, nunca jamás se había pisado un podio mundial en este deporte. Tan solo en Campeonatos de Europa se habían alcanzado los podios, aunque ninguno de ellos posterior a 2010, cuando Javier Illana se colgó el bronce en trampolín de un metro. Tras años complicados, Nicolás García Boissier y Adrián Abadía han derribado una barrera imposible para el deporte acuático español: la de pisar el podio mundial en unos saltos que eran la única disciplina de las tradicionales (ya se habían logrado medallas en waterpolo, artística, natación y aguas abiertas) en las que no se habían saboreado las medallas. Ya tan solo restan los saltos de gran altura, más recientes en el programa universal.

Los cambios en el equipo técnico español comandado por Domenico Rinaldi llegaban a este Mundial con el objetivo de demostrar toda la progresión sumada en los dos últimos años, cuando el italiano asumió el mando. Progresivamente, en todas las modalidades, España ha ido evolucionando poco a poco. En algunas de ellas, incluso, con ese margen de mejora necesario para seguir sumando dificultad en los saltos y, con ello, intentar meterse en la lucha entre los grandes.

Es lo que han hecho García Boissier y Abadía, el primero con una larga trayectoria a sus espaldas a sus veintiocho años y el segundo convertido en una joya júnior de los saltos españoles que ha ido ganando galones a nivel absoluto con el paso de los años. Este domingo ha llegado la confirmación definitiva con los 383,28 puntos logrados por los españoles, a un suspiro de los 384,24 de los italianos Lorenzo Marsaglia y Giovanni Tocci. En una disciplina en la que China está prácticamente en otra dimensión, Zongyuan Wang y Daoyi Long han ganado con 442,41.

Era el objetivo principal de España entrar en los Juegos de París. Se repartían para ello cuatro plazas olímpicas a las que no optaban en una final directa de veintisiete participantes las ya clasificadas Francia, China, Gran Bretaña y Estados Unidos. Por lo tanto, Abadía y García Boissier no solamente se llevan la medalla, segunda del global español en el Mundial tras la plata en 10 kilómetros de aguas abiertas de María de Valdés, sino también el segundo de los pasaportes directos que se repartían para la cita francesa.

Abadía y García Boissier han hecho una competición tremendamente regular, con notas de entre 6,5 y 8,5 puntos en sus seis saltos. Ello les ha hecho situarse en torno a la quinta y a la sexta plazas. Únicamente en el quinto han bajado ligeramente sus prestaciones, con notas ligeramente inferiores, pero aun así han logrado avivar su sueño: ese era el salto más complicado (3,5 de dificultad) que tenían en su programa, por lo que los 71,40 puntos que obtenían les dejaban cuartos a la espera de la última ronda. Ya antes habían sumado un 45,60, un 48,60, un 66,60 y un 72,54.

Un último salto para el recuerdo que vale el bronce

España tenía opciones en la ronda final, pero dependía de varios fallos de sus rivales para lograr la medalla. Gran Bretaña, tercera en ese momento, abría las puertas de par en par a ellas tras no clavar su último salto: Anthony Harding y Jack Laugher se quedaban sin podio. Este estaba abierto. Ni Polonia ni Ucrania lograban su objetivo de pasar a los británicos. Faltaban España, Francia y México.

No erraban los españoles, que en un momento de máxima tensión se sacaban un salto que ya es historia del deporte español. Esos 72,54 puntos certificaban su plaza olímpica, pero querían más. Faltaban Italia y México para amenazar el 383,28 total español. Italia no cuadraba el último salto, pero el 67,26 de Lorenzo Marsaglia y Giovanni Tocci era suficiente para superar a España, con China en otra liga. Tan solo los mexicanos Rodrigo Diego López y Osmar Olvera amenazaban a García Boissier y a Abadía, pero su 59,22 les dejaba al filo, con 383,19 puntos totales, de subir al podio.

Este era para España, en la élite mundial de una de las pruebas reinas de la disciplina de saltos junto a la intratable China y a una siempre presente Italia. Nicolás García Boissier y Adrián Abadía han derribado este domingo otra barrera para el deporte español: en los saltos de trampolín tampoco existen ya los imposibles.

Clasificación de la final de sincronizados masculinos en trampolín de 3 metros (top8)

1. Zongyuan Wang y Daoyi Long (China) 442,41 puntos
​2. Lorenzo Marsaglia y Giovanni Tocci (Italia) 384,24
​3. Adrián Abadía y Nicolás García Boissier (España) 383,28
​4. Rodrigo Diego López y Osmar Olvera (México) 383,19
​5. Anthony Harding y Jack Laugher (Gran Bretaña) 376,26
​6. Oleg Kolodiy y Danylo Konovalov (Ucrania) 363,12
​7. Kacper Lesiak y Andrzej Rzeszutek (Polonia) 362,04
​8. Jaegyeong Yi y Yeongtaek Kim (Corea del Sur) 351,21