No hay foto que acierte con su imagen actual. Se desconoce. Puede llevar lentillas de color, gafas, ser rubia, morena, tener el pelo largo o no… Tampoco se intuye la zona en la que se mueve. Dónde fue. Dónde está. Desde hace tres meses todas las alertas están activadas. «No hay avance, la Guardia Civil no da con ella y conmigo no ha contactado para nada», lamenta su madre, Inés.

Se llama Lorena Rafael Cintas, tiene 28 años y hace tres meses se fugó del hospital psiquiátrico de Arévalo (Ávila) en el que entró dos mes y medio antes por orden judicial. «Lo avisé, mi hija no es lo que parece», lamenta su madre. «Es una persona con diferentes trastornos, con un gran poder de manipulación -se lo da su enfermedad- y un absoluto control de la situación, de sí misma…», explica, con dolor, ante CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación. «Esa mezcla la convierte en peligrosa». Su fuga supone un riesgo para todos. «Es real, mi hija puede hacer mucho daño, está enferma. Ella está viva de milagro, se ha provocado 400 ingresos en un hospital. Y, también tiene muchos delitos a sus espaldas. Estaba en un psiquiátrico porque no podía estar en prisión».

300 ingresos en UCI

«Lorena tiene Trastorno Facticio -antes conocido como síndrome de Munchausen-, entre otros más», arranca Inés. La mujer peleó durante años para que alguien se lo pudiera diagnosticar. «Nos dimos cuenta de que algo pasaba hace muchos años y los médicos no lo veían». En su adolescencia comenzaron los ingresos, los falsos síntomas, un chorreo de enfermedades, sin parar. Su trastorno, entre otras cosas, le hace fingir o provocarse dolencias para acudir a un hospital.

«Lorena tiene 300 ingresos en UCI, con intubación. Cuatrocientos ingresos en general. Imáginate la exposición que ha tenido en una UCI detrás de otra«, resume Inés. Su trastorno, además, afecta también a las personas que están a su alrededor. «En el caso de Lorena, no solo se pone ella enferma, sino que la ejerce por poderes. Es una variante de la enfermedad que ella tuvo también desde el principio. Empezó con un novio que tenía, que era vulnerable, le convencía para autolesionarse… o le provocaba la lesión para pasar la noche en el hospital». Lorena tiene cuatro hijos. «Fue horroroso…. Conseguimos que le retiraran la custodia». Fueron víctimas de ella. Hoy están bien.

Una imagen de Lorena, meses antes de desaparecer. CASO ABIERTO


50 denuncias por malos tratos

La mentira es su principal arma. La segunda la manipulación, cuenta su madre. «Descubrir eso de tu hija duele, y afrontarlo todos estos años se ha hecho muy difícil», lamenta. Lorena es la principal víctima de su enfermedad.

De cara a los demás, es una persona casi perfecta. «Recuerdo cuando ingresó en el centro de Arévalo (Ávila), a los quince días, me dijo la trabajadora social que no había tenido una interna que se portara igual. Que era adorable«. La frenó. «El engaño es su mayor virtud. Así ha funcionado siempre. Ella es la más dulce, la más adorable, pero mi hija no está aquí por ser así, está aquí porque no puede entrar en prisión, porque está muy enferma, pero delitos tiene para entrar en prisión».

Estafa, amenazas, estorsión, además de todo lo que se lleva por delante en su victimización, refiere su madre. «Mi hija ha interpuesto en tres años, a lo sumo en cinco, 50 denuncias por violencia de género. ¿Todas son ciertas? Muchos de esos hombres están en prisión».

Pese al aviso, Lorena, por buen comportamiento, se ganó algunos privilegios en el centro de Ávila, como el de salir a caminar, asegura Inés. «La segunda vez que salió, se fugó». A las 21:00 horas del 26 de octubre recibió la llamada: «¿Sabe usted algo de su hija? Es que no ha vuelto al centro’. Les dije que se lo había advertido… Me contestaron que lo mismo se había perdido por el pueblo, por Arévalo…». Hacía casi cinco horas que Lorena había puesto en marcha su fuga. Seguían sin saber quién es.

Una imagen algo menos reciente de Lorena, pero con el pelo oscuro. CASO ABIERTO


La operación

«Lorena, por orden judicial, fue incapacitada la tercera semana de julio». El proceso fue muy rápido porque un mes antes se había escapado del Hospital General de Castellón. «Estaba ingresada, recién operada con una traquetomía abierta y se fugó. Esto aceleró el proceso de incapacitación», retrocede su madre.

Su trastorno, entre otras cosas, le hace fingir o provocarse dolencias para acudir a un hospital. Lorena acumula 400 ingresos hospitalarios, 300 de ellos en UCI

Inés, madre de Lorena

Se marchó. Cuando las enfermeras del primer turno fueron a comprobar sus constantes, Lorena no estaba ya. «Apareció a las 48 horas ya que necesitaba atención médica sí o sí, se fue con un agujero abierto». Tuvieron que operarla de las cuerdas vocales por todas las intubaciones que se provocó. «Mi hija, que estaba en un centro psiquiátrico ya, pese a las indicaciones del psiquiatra, fue operada con el protocolo de una persona normal. Sin vigilancia.Sin pauta de contención».

En el hospital, Lorena «empezó a recibir visitas de un chico, hasta que le propocionó la ropa para poderse marchar». La búsqueda tardó en activarse. Un fallo más en el protocolo. «De la cama del hospital, Lorena salió a la calle, desayunó, fue a la comisaría más cercana y se hizo un duplicado del DNI para poder sacar dinero. Fue al banco, sacó 1.000 euros, se compró un móvil…», relata Inés.

Además, fue a una peluquería para cambiar su imagen, «se hizo un alisado con queratina y las uñas». Acudió al Hospital de Valencia porque tenía fiebre y la herida de la traqueotomía. Saltó la alerta y la devolvieron a Castellón. Un jues ordenó su Incapacitación total y su ingreso en régimen cerrado. Esto es, explica su madre, un ingreso en un centro donde no tiene acceso a dinero, sin salidas y sin comunicación. La única plaza estaba en Arévalo, el centro en el que desapareció.

Bizums desde el centro

Un mes y medio necesitó la joven para engañar a los profesionales del centro de Ávila. «Recuerdo que me llaman y me dicen que si puedo llevarle una tablet». Inés, algo contrariada, se la llevó. «Pense que era para hacer algo concreto y que tendría un control parental, o algo así. Cuando la entrego me dicen que solo le van a bloquear la cámara de fotos, porque en el centro está prohibido sacar imágenes».

«Desde el centro me manda una foto de unas zapatillas y me dice: ‘mamá, cómpramelas y el próximo mes que vengas, me las traes’. Me hizo un bizum y esa misma tarde desapareció»

Ines, madre de Lorena

Inés se asustó. «¿Mi hija con redes sociales? Me parece brutal. Va a empezar a manipular el exterior desde el interior, porque esto ya lo hemos vivido. No sabes lo que ha hecho mi hija con redes sociales«. Caso omiso. «Al día siguiente mi hija me manda un mensaje, le habían dejado meter su tarjeta SIM… Y al rato me llama». Inés estaba sorpendida. «Hablábamos un par de veces al día». La madre volvió a alertar: «si mi hija me llama a mí, puede hablar con cualquiera. Es un peligro, de verdad».

Lorena, además, comenzó a hacer bizums. «Me los hacía a mi, ¿y a quién más?». Inés volvió a avisar. «El día que desapareció me manda una captura de pantalla de unas zapatillas deportivas y me dice: ‘mamá, cómpramelas de mi número y el próximo mes que vengas, me las traes. Me hizo el bizum. Esa misma tarde desapareció».

Imagen de Lorena sacada en el centro de Arévalo. Puede dar lugar a error «está hinchada por los corticoides y la medicación». Lleva tres meses sin tomarla. CASO ABIERTO


No está sola

La investigación no se detiene. La Guardia Civil, SOS Desaparecidos -que apoya desde el principio a la mujer-, han recibido algunos posibles avistamientos, pero ninguno se ha podido concretar. Fuentes cercanas al caso apuntan a que Lorena podría estar con un hombre, un chico con el que se fugó del hospital de Castellón. Según ha podido saber este medio, la joven, desde el centro, se habría estado comunicando con él y le habría hecho bizums de altas cantidades. La cifra puede alcanzar los 6.000 euros.

Sin rasgos físicos garatizados, un dato clave para poder saber si es ella es la fuerte ronquera que caracteriza su voz. También la cicatriz en el cuello por esa traqueotomía. «No es ninguna broma, mi hija es peligrosa y, además, puede estar en peligro ella de verdad».