Podemos y Sumar miden su ruptura en las urnas. Las elecciones del 18 de febrero en Galicia son el primer termómetro para el espacio a la izquierda del PSOE a nivel nacional, que después de meses de fortísimas turbulencias y un divorcio parlamentario se bate en un escenario difícil, donde el PP ha encadenado cuatro mayorías absolutas y donde aspiran, más que a una victoria, a un control de daños.
Ninguno de los dos actores espera un gran resultado en un terreno dominado en la izquierda por los nacionalistas del BNG, que lideran la oposición tras heredar el espacio progresista que un día ocuparon Las Mareas. Ambas fuerzas coinciden en una previsión, «los resultados no serán buenos», pero cómo quede cada uno marcará las coordenadas de la siguiente batalla, que se batirá a nivel nacional. Si Sumar entra o no en el Parlamento o la distancia que quede entre ellos determinará la fuerza para afrontar futuras contiendas. Mientras Yolanda Díaz lucha por entrar, Podemos queda lejos de cualquier opción para lograrlo.
PESOS PESADOS
Y pese a las bajas expectativas, tanto Díaz como Ione Belarra pondrán toda la carne en el asador, conscientes de que los resultados tendrán una lectura en clave estatal, que también determinará las posiciones de partida para las elecciones europeas del 9 de junio, donde Sumar y Podemos irán al cuerpo a cuerpo, con Irene Montero como candidata y estandarte de los morados.
Si en algo coinciden ambas fuerzas, además del pesimismo en el diagnóstico, es que prevén desembarcar a sus pesos pesados en los próximos días, con despliegue de todos los ministros de Sumar y presencia de las exministras moradas. Este mismo viernes la ministra de Sanidad Mónica García acudirá a estrenar la campaña con la candidata, la exportavoz Marta Lois, mientras que Yolanda Díaz prevé tener una intensa presencia en las próximas semanas, al igual que el portavoz de Sumar y ministro Ernest Urtasun.
Iñigo Errejón, nuevo portavoz parlamentario y coordinador de la campaña, también tendrá gran protagonismo en Galicia y acudirá a su primer acto este sábado junto a Díaz y Jorge Suárez, exalcalde de Ferrol, en un intento por recuperar el testigo de Las Mareas, que irrumpieron en 2015, cuando ganaron tres de las siete alcaldías urbanas de Galicia, y desaparecieron del mapa en 2019. Los ministros Sira Rego y Pablo Bustinduy también tienen previsto participar en campaña.
Si Sumar hace alarde de ministros, Podemos busca hacer lo propio con sus exministras, y organizará un gran acto el 10 de febrero, en mitad de la campaña, con Ione Belarra e Irene Montero, que además protagonizarán distintos actos de manera individual. Además, desfilarán los perfiles más conocidos del partido por Galicia, en un intento por movilizar a su militancia. Aunque la dificultad para lograr escaño es evidente, cuantos más votantes retenga Podemos, más dificultades encontrará Sumar para lograr su objetivo de entrar en el Parlamento.
PESIMISMO EN LAS ENCUESTAS
La mayoría de encuestas coinciden en que Alfonso Rueda revalidará la mayoría absoluta -situada en 38 escaños- aunque el barómetro electoral del CIS dibuja un escenario más abierto, sin asegurar la hegemonía del PP y dando opciones a la izquierda, que podría gobernar en coalición en caso de que los populares no logren la absoluta. A esta coyuntura se agarra precisamente Sumar para tratar de movilizar a sus votantes. Los de Yolanda Díaz buscan revertir el estado de ánimo del electorado progresista y plantean un paralelismo con las pasadas elecciones generales, donde la victoria del PP se daba por asegurada y finalmente se pudo formar un Gobierno de coalición. Este es ya uno de sus argumentos principales, bajo la tesis del papel decisivo que pueden jugar los votos a Sumar.
Pero los sondeos no dan demasiado margen al entusiasmo, y los más optimistas conceden entre uno y dos escaños la candidatura liderada por Marta Lois, la exportavoz en el Congreso y apuesta personalísima de Díaz. El CIS no le asegura representación y otorga a Sumar una horquilla de entre 0 y 2 diputados, con el 3,4 % del voto. Un resultado que en Podemos cuestionan, puesto que en las últimas gallegas de 2020, los morados quedaron fuera del Parlamento con el 4% de las papeletas.
EN CLAVE INTERNA
En las filas de Díaz desafían estos días a las encuestas, evocando la campaña de las generales. Pero lo cierto es que más allá de que cambie el signo de la Xunta de Galicia, Sumar también lee la cita en clave interna. Quedar sin representación supondría un fracaso a ojos del electorado progresista. El objetivo es «salvar los muebles», lograr al menos un diputado en sus primeras elecciones en solitario y justificar también la renuncia de Lois en el Congreso de los Diputados. En público, Sumar defiende que tiene asegurado un escaño por A Coruña y que está a décimas de lograr el segundo por esta provincia y otro por Pontevedra.
Los morados, después de cuatro años siendo una fuerza extraparlamentaria, asumen la dificultad para lograr un diputado, después de que sus bases rechazasen el acuerdo de coalición que Sumar le ofreció in extremis, donde daba a los morados un papel puramente testimonial. Una vez certificada la ruptura, que llegó tras el portazo del partido a nivel nacional con su salida al Grupo Mixto del Congreso de los Diputados, las opciones de Podemos son casi imposibles. Con una candidata prácticamente desconocida, Isabel Faraldo, ningún sondeo le otorga representación, y con alrededor del 1% del voto, quedan muy lejos siquiera de la mera posibilidad. Los morados dudan también que Sumar vaya a lograr entrar. Una duda que tiene tintes de anhelo en mitad de una guerra declarada, donde la debilidad de Díaz juega a su favor.