Javier Milei recibió un alivio del Fondo Monetario Internacional (FMI): 4.700 millones de dólares que en parte serán destinados a pagarle al organismo. La alegría del Gobierno de ultraderecha no pudo ser completa porque la cámara de Diputados postergó hasta este jueves, en el mejor de los casos, la votación de la Ley Ómnibus que el presidente necesita como el aire. Lo que se juega con la aprobación de esa normativa es la posibilidad de obtener facultades especiales para prescindir del mismo Parlamento. Los debates fueron tensos y se extendieron por casi 12 horas. Afuera del recinto, las fuerzas de seguridad reprimieron a los manifestantes que rechazan la promulgación de un proyecto que busca cambiar de raíz la vida económica, social y cultural de este país.
La iniciativa, que es la otra cara de la moneda del ambicioso Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de Milei, intenta reducir a la mínima expresión el rol del Estado, promueve una desregulación irrestricta de todas las actividades, favorece la concentración de grandes grupos económicos, eleva las penas contra los que participan de la protesta social, flexibiliza la protección ambiental y crea las condiciones para el desguace del sistema educativo. A la par de la discusión parlamentaria, unos 1.750 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, unos 200 bomberos y personal de Defensa CIvil trabajaban a destajo para contener un incendio que ya ha devorado 2.000 hectáreas. El desastre comenzó en el Parque Nacional Los Alerces. Las llamas arrasaron con un bosque nativo. El siniestro, se ha informado, ha sido intencional y por supuestas razones especulativas. Si se aprueba la Ley Ómnibus, que ablanda sustancialmente la legislación medioambiental para favorecer la actividad económica, esas situaciones podrían replicarse.
El oficialismo cree tener los votos suficientes para aprobar la Ley Ómnibus y que pase de inmediato al Senado. Los incidentes afuera de la legislatura tuvieron, sin embargo, un efecto disuasivo puertas adentro. Los diputados consideraron que era mejor pasar a un cuarto intermedio. Ese paréntesis no ha sido del agrado del Gobierno.
La saña de los uniformados descargada contra los manifestantes que se encontraban en las inmediaciones del Parlamento le añadió un momento de zozobra al debate. «La policía no para de reprimir y golpear gente. Estando tirado en el piso me molieron a palos y a patadas”, denunció el dirigente de izquierdas, Eduardo Belliboni. De acuerdo con la diputada Myriam Bregman, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, «ha montado un show para justificar la ley». Otro diputado, Alejandro Vilca, fue embestido por un gendarme. Una semana antes de los debates en el Congreso, frente a la misma legislatura, una multitud, convocada por el movimiento obrero, había expresado también su oposición al proyecto.
Obstáculos en el camino
La oposición «dialoguista» de centroderecha anunció que aprobará en general la iniciativa, pero se prepara para cuestionar numerosos artículos del texto que promueve el Ejecutivo. Sin embargo, señaló el diario ‘La Nación’, el Gobierno podría sufrir un serio revés durante el debate en particular de cada uno de los aspectos de la Ley Ómnibus, entre ellos los referidos a las privatizaciones de empresas públicas. «Otro foco de conflicto aún no saldado es el de las facultades delegadas que el Poder Ejecutivo pretende arrogarse por un año, con la posibilidad de ser prorrogado por otro año más».
De los 664 artículos del proyecto original, el oficialismo resignó casi la mitad para tener el aval de sus aliados circunstanciales. En pleno debate se sumaron otros cambios y supresiones que, señala el peronismo, no afectan el corazón de la iniciativa.
La Unión Cívica Radical (UCR) decidió acompañar buena parte de la Ley Ómnibus. Algunos de sus legisladores resolvieron tomar distancia de ese alineamiento con la ultraderecha. «Mientras discutimos en este recinto, un pensionado, a pesar de haber trabajado toda su vida y contribuido al fisco, hoy no puede comprar su medicación. Una madre no puede alimentar a sus hijos porque el precio de los alimentos es imposible», dijo Facundo Manes. «Crece día a día la desesperación en la Argentina. El presidente Milei hizo campaña prometiendo que el ajuste lo iba a hacer la casta, y lo primero que hizo cuando llegó al poder fue rodearse de la casta y hacer un ajuste tremendo y brutal sobre la clase media, los sectores populares y la clase trabajadora». Y añadió: «No cuenten con nosotros para facultades extraordinarias«.
El FMI y Tinder
Las escenas callejeras dominaron las pantallas televisivas y de los portales, relegando a un segundo plano el anuncio del FMI. Sus autoridades habían aprobado las metas trimestrales del plan de pago de la deuda de 44.000 millones de dólares que este país tomó durante el Gobierno del magnate Mauricio Macri, cinco años atrás. Ese pasivo fue renegociado por el presidente peronista Alberto Fernández. El organismo financiero dijo que los recursos girados servirán de «apoyo a los sólidos esfuerzos políticos de las nuevas autoridades para restaurar la estabilidad macroeconómica y volver a encarrilar el programa».
De acuerdo con Kristalina Georgieva, la principal autoridad del FMI, Milei ha recibido una herencia económica y social complicada, con una alta inflación, reservas internacionales escasas y altos niveles de pobreza, pero «está tomando medidas audaces para restaurar la estabilidad macroeconómica y comenzar a abordar los impedimentos de larga data al crecimiento». No obstante, advirtió que «el camino hacia la estabilización será difícil». El Gobierno se ha comprometido a poner en práctica un severo ajuste fiscal y aumentar los precios de los servicios públicos y el transporte. Si bien parte de esos objetivos estaban contemplados en la Ley Ómnibus, tuvieron que ser retirados para que la oposición dialoguista se comprometiera a acompañar al Gobierno.
Milei celebró en la residencia presidencial el anuncio hecho por el FMI. A la par, siguió esporádicamente los debates en el Congreso. Un asunto lo distrajo de la política nacional: conversó a través de una videollamada con Sean Rad, creador de la aplicación de citas Tinder. «Acabo de tener un ‘conference call’ con Sean Rad, fundador de Tinder, y nos hemos puesto de acuerdo en hacer una reunión en Buenos Aires con otros grandes emprendedores del mundo tecnológico».