Mientras Donald Trump avanza con rapidez hacia la nominación republicana para las elecciones de noviembre en EEUU, el presidente Joe Biden ha dado inicio a su campaña de reelección con un giro inesperado: la inclusión de la superestrella mundial Taylor Swift como parte de sus estrategias para ganar las presidenciales de 2024.
En un intento por contrarrestar el avance veloz de Trump en las primarias republicanas, Biden ha organizado una serie de mítines y ha asignado a sus funcionarios de mayor confianza en la Casa Blanca para liderar su campaña de reelección en Wilmington, Delaware. Sin embargo, la jugada maestra del mandatario ha sido la inclusión de figuras de la cultura pop, destacando a Taylor Swift como una de las posibles representantes.
La representante por Nuevo Hampshire, Ann McLane Kuster, presidenta de la Coalición de Nuevos Demócratas, expresó la importancia de esta estrategia al afirmar: «Empieza el juego, comienzan las elecciones presidenciales. Tenemos que ganar esto». Con esta jugada, Biden busca aprovechar el inmenso alcance y la influencia que Swift posee, especialmente entre los jóvenes votantes.
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En medio de una contienda sin precedentes, con un enfrentamiento entre dos expresidentes, Biden apuesta por la dinámica que Trump sigue imponiendo en la política estadounidense. La estrategia consiste en presentar a Trump como una amenaza para la democracia y la sociedad civil, confiando en que los temores de una posible gestión tumultuosa pesen más en los votantes que las preocupaciones sobre la edad y vitalidad de Biden.
La campaña de Biden planea combinar un ataque directo contra Trump con un fuerte enfoque en temas clave como el derecho al aborto, posicionándolos como símbolos de la lucha contra los esfuerzos conservadores para restringir las libertades personales. Taylor Swift, con su poderosa presencia en las redes sociales, se convierte en un componente esencial para difundir estos mensajes y movilizar a los votantes.
Los estrategas de Biden confían en que la inclusión de Swift, quien ya respaldó al presidente en 2020, pueda ser un factor decisivo. La estrella del pop cuenta con millones de seguidores en plataformas como Instagram, donde una sola publicación suya el año pasado logró atraer a 35,000 nuevos votantes. Se exploran incluso planes para eventos de recaudación de fondos con la participación de expresidentes demócratas como Bill Clinton y Barack Obama.
El gobernador de California, Gavin Newsom, destaca la posición única de Taylor Swift, señalando: «Lo que logró al conseguir que los jóvenes se activaran para considerar que tienen voz y que deberían tener una opción en las próximas elecciones, creo que es profundamente poderoso».
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La estrategia de la campaña de Biden se extiende a las redes sociales, reconociendo la importancia de llegar a votantes que no consumen noticias a través de los canales tradicionales. La visita de Biden a la casa de un simpatizante cancelado en TikTok, que recibió millones de visitas, sirve como modelo para alcanzar a nuevos votantes de maneras innovadoras.
Aunque la estrategia inicial se centra en Trump, los demócratas son conscientes de la necesidad de abordar las preocupaciones de los votantes descontentos con Biden. La inclusión de Swift busca generar entusiasmo, especialmente entre aquellos que puedan sentirse desconectados o pesimistas respecto a la gestión actual.
En un contexto donde la cultura pop y la política convergen, la participación de Taylor Swift se presenta como una táctica audaz para la campaña de reelección de Biden. La estrella del pop no solo representaría un respaldo influyente, sino también la capacidad de movilizar a millones de seguidores, convirtiéndola en un activo invaluable en el camino hacia noviembre.