El pasado lunes, el Ayuntamiento de Elx celebró el pleno municipal del mes de enero. Entre los puntos debatidos hay algunas situaciones muy curiosas y que llaman la atención.

¿Quién dijo que era imposible que el PSOE y el PP se pusieran de acuerdo en algo en Elx? Este pleno ha confirmado que sí es posible. Máxime en temas «importantes». Por ejemplo, el que suponía la propuesta socialista de que todas las personas que hayan ostentado, en la etapa democrática, la Alcaldía o la ostenten en el futuro tengan un espacio público (calle, plaza, paseo, etc.) dedicado a su nombre en la ciudad. Es un reconocimiento generalizado, con independencia de que hayan hecho más o menos por Elx o que, incluso, no hayan hecho nada destacable. Será una prerrogativa que vendrá incluida con el cargo. Al ser elegido alcalde o alcaldesa, esa persona, que es probable que aún no haya hecho nada por Elx, ya sabrá que pasará a la historia con un reconocimiento en el espacio público de la ciudad. Un premio por adelantado y para todos los que vengan, hagan cosas útiles o no. Así da gusto, sin tener que ganárselo trabajando bien por el pueblo.

Una propuesta así, que tal vez sea la primera vez que se aprueba en una ciudad importante en España, fue votada, conjuntamente, por PP, PSOE y hasta por Compromís. Todos, excepto Vox. La importancia del tema parece que requería de tal esfuerzo de votos que, en otros aspectos, no es tan frecuente.

El PSOE y PP también votaron conjuntamente para rechazar la moción de Compromís de renaturalizar, recogiendo propuestas de colectivos ecologistas, el cauce urbano del río Vinalopó, levantando la losa de hormigón actual. Éste sí era un resultado esperado. Ya en la anterior Corporación se había dado esa votación. A pesar de que otras ciudades están acometiendo actuaciones similares para recuperar espacios naturales degradados; de que ahora sí hay posibilidades de fondos europeos para estudiar y financiar, en su caso, su realización; de que Elx decía aspirar a Capitalidad Verde Europea 2030, etc., la despreocupación por el tema o los temores infundados, provocó que ni se plantearan siquiera estudiarlo, garantizando con ello el disfrutar de las vistas del hormigonado cauce durante los próximos años, renunciando a cualquier mejora en el mismo.

En lo que no hubo unanimidad, aunque casi, ya que la oposición se abstuvo, fue con el tema del Mercado Central. Al final la propuesta que se vislumbra, aunque todo aún se puede estropear más todavía, es que en el viejo edificio vuelva la actividad comercial, aunque más modernizada y con usos gastronómicos complementarios, con integración del entorno de los baños árabes y los refugios de la guerra, y el respeto a la estructura del inmueble, y con la destacable recuperación de la zona verde, agredida con el mercado provisional, en la ladera del río.

En resumen, una actuación que, de haberse pensado un poco las cosas, podría ser la que debería haberse hecho hace ya casi diez años y Elx se habría evitado el via crucis que la errónea decisión tomada supuso para nuestra ciudad, y sin que nadie se haga responsable. La prepotencia del PP nos llevó a esto. Y, para más inri, el increíble transformismo político de PSOE y Compromís, al apostar por consolidar y reforzar el mercado provisional en la ladera, que tanto se había criticado, estuvo a punto de castigar a Elx con un impactante «mamotreto» para toda la vida.

El actual Ayuntamiento debe aclarar su propuesta final sobre el asunto, especialmente sobre el tema del aparcamiento. Debe ser valiente y asumir que allí no debe hacerse ni es necesario. Los impactos sobre la movilidad en la zona centro, el entorno cultural ligado al Misteri y el patrimonio, serían demoledores. Bastante se ha padecido ya.

Hay que anteponer los intereses generales de la ciudad al de cualquier otro colectivo. Y hay que hacerlo con visión de futuro y consenso ciudadano.