La Reserva Federal de Estados Unidos ha decidido mantener los tipos de interés inalterados en su última reunión, igual que hicieron en las tres anteriores. Este miércoles los ha dejado en la horquilla de entre 5.25 y 5,5% en que están desde julio de 2023.

Con esa decisión que se anticipaba el foco vuelve de nuevo, y si cabe con más intensidad que antes, a cuándo el banco central estadounidense puede empezar a bajarlos. Y la especulación se dispara, especialmente dado que en la anterior reunión de la Fed en diciembre la mayoría de los integrantes del comité responsable de la política monetaria anticiparon tres recortes para este año.

Como esta vez el comunicado del organismo no llega acompañado de previsiones económicas, la decisión incrementa la atención a la rueda de prensa que Jerome Powell, el presidente de la Fed, ofrece a las 14.30 horas en Washington (20.30 en la España peninsular).

Éxito y riesgos de la lucha contra la inflación

Hace seis meses ya que el Banco Central estadounidense pisó el freno en la agresiva política de subidas de tipos, la más rápida en 40 años, que se empezó a emplear hace casi dos años para luchar contra una inflación galopante que también era la más disparada en cuatro décadas. Con esas 11 subidas desde marzo de 2022 llevó el precio del dinero a su nivel más alto en 23 años.

Fue una estrategia no exenta de riesgos pero que parece estar dando frutos. La inflación en EEUU está cayendo a un ritmo más rápido del que se había anticipado, y por primera vez desde 2021 se ha quedado por debajo del 3%. Empieza también a haber destellos de luz en indicadores sobre la sensación de confianza de los consumidores. A la vez la economía ha seguido creciendo, un 3,1% interanual en el último trimestre del año pasado, aunque eso eleva el miedo de que las empresas vuelvan a subir los precios.

Aunque el ansiado “aterrizaje suave” que evite una recesión parece al alcance de la mano, la Fed sigue moviéndose con pies de plomo. Por eso de momento ha estado dejándose la puerta abierta expresamente a realizar más subidas si las cosas se tuercen. Y ahora, incluso cuando no parece que lo hagan, una parte de los responsables de la política monetaria tampoco quieren precipitarse. “Podemos tomarnos tiempo para asegurarnos de que hacemos esto bien”, decía recientemente Christopher Waller, uno de los miembros de la junta de gobernadores de la Fed.

Hay analistas que ven posibilidades de que el primer recorte de los dos últimos años llegue tras la reunión que acaba el 20 de marzo, aunque crecen las dudas y más y más empiezan a inclinarse por apostar por un recorte en mayo. Y las pistas sobre el posible calendario se buscan como un tesoro en el comunicado de la Fed y en las palabras de Powell.

Hay además expertos que no creen que la Reserva Federal tenga incentivos para dar las pistas ahora sobre qué hará y cuándo, teniendo seis semanas para seguir viendo cómo sigue evolucionando la economía.