Siete meses después de la detención del impostor, Oriane, Mathilde, Iris y Camille acuden al juicio que decidirá si es culpable. Acusado de robo, secuestro o administración de sustancias entre otros crímenes, el hombre todavía tiene una oportunidad para defenderse.
“Quise mucho a todas”, ha asegurado ante el juez. A pesar de sus esfuerzos por justificarse, su verdadera identidad ha salido a la luz, demostrando que era un impostor. Guillaume, que es como se llama el hombre en realidad, no tiene escapatoria.
Tras confesar cómo llevaron a cabo su plan, Iris ha admitido que sus compañeras fueron la clave para evitar que se fuese con Guillaume. “Se me cayó la venda”, ha advertido, sabiendo que la visión de futuro que tenía con él jamás se cumplirá: “Nunca verás a mi hijo”.
La pesadilla ha llegado a su fin con un juicio favorable y Guillaume ha sido condenado a cinco años de prisión. La sororidad ha conseguido hacer justicia y las mentiras, aunque se han llevado por delante a muchas víctimas, jamás volverán a arrastrar a otra mujer.