Félix de Azúa ha hablado su marcha de El País, medio en el que llevaba colaborando desde 1976, al más puro estilo Fernando Savater. El escritor y columnista barcelonés ha explicado que el diario de Prisa ha perdido el rumbo por varios motivos, entre los que han destacado las críticas a la directora, Pepa Bueno, de quien dice que no es capaz de mandar, y al resto de compañeras de la redacción que considera que están convirtiendo el trabajo en una auténtica tortura.
Azúa considera que El País está secuestrado por “feministas radicales que mantienen un régimen de terror dentro de la redacción”. Además, entre sus argumentos para condenar la línea editorial del medio que abandona, el columnista ha incidido en la idea que ya profesó Savater en su despedida la semana pasada asegurando que Prisa está “arrodillada” frente al gobierno de Pedro Sánchez.
Esto, dice, acaba provocando una “falta de credibilidad”, ya que, según él, en la nueva redacción no se admite discrepancia alguna con la línea ideológica del Gobierno de coalición de PSOE y Sumar presidido por Sánchez.
En la línea de Savater
Era la semana pasada cuando El País notificaba el despido a Fernando Savater. No lo hacía sin motivos, ni mucho menos, y es que el columnista se había dedicado a hablar mal de algunos de sus compañeros y del medio que le pagaba religiosamente sus escritos en una opinión publicada en El Confidencial y una entrevista concedida al diario El Mundo.
Desde la “invasión femenina” en la plantilla hasta un criterio editorial, a sus ojos, sometido al “liderazgo caudillista de Pedro Sánchez” tras la salida de Antonio Caño y su “equipo de gente tolerante” que ”desapareció por el sumidero del nuevo régimen de un día para otro, sin explicaciones”.
“Las opiniones del supuesto periódico global están dirigidas en las cuestiones nacionales por una cáfila particularmente estrecha: Jordi Amat, Jordi Gracia, Xavier Vidal-Folch, Josep Ramoneda et alii, cuyo primordial objetivo es demostrar que solo los elementos más reaccionarios se oponen a los nacionalismos periféricos. Por lo demás, fuera de la izquierda sociocomunista todo es Trump”, arrancaba.
Y no eran los únicos nombres que Savater ponía en la picota. Posteriormente, en el párrafo siguiente de la columna previamente mencionada, acusaba a las mujeres columnistas de El País de ser “tan sectarias y aburridas como los varones con quienes se codean”.