Johan Cruyff es único, irrepetible e inmortal. Su leyenda traspasará generaciones como traspasó fronteras durante toda su vida. En 2011 una familia de origen ecuatoriana de Sant Feliu de Codines decidió llamar a su hijo Johan como homenaje a la leyenda barcelonista y uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol. A los pocos meses del nacimiento de la criatura volvieron a Ecuador, pero al cabo de unos años la madre tuvo la oportunidad de regresar a Cataluña.