En 2009, Ashton Kutcher y Demi Moore se tumbaron en el sofá de su casa para ver un documental sobre el tráfico sexual en Camboya. Quedaron tan impresionados que decidieron fundar DNA, una organización sin ánimo de lucro para combatir la explotación de menores. Tras su separación, en 2012, el proyecto pasó a llamarse Thorn.
Desde entonces, el actor estadounidense se ha convertido en un activista contra el abuso sexual infantil, logrando recaudar unos 27 millones de dólares, según sus datos. Esta presunta oenegé está inscrita como organización benéfica en la lista de grupos de presión de la Unión Europea (UE). Sin embargo, ha hecho negocio vendiendo «tecnología para defender a los niños».
Entre sus creaciones destaca Spotlight, una herramienta que se sirve de un sistema de reconocimiento facial creado por Amazon para rastrear internet, crear enormes bases de datos e identificar a potenciales víctimas en tiempo real. Kutcher decidió cederla de forma gratuita a distintos departamentos de policía en Estados Unidos, pero la ha comercializado con compañías como Vimeo u OpenAI, creadora de ChatGPT. Desde 2018, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos le ha comprado licencias por un total de 4,3 millones de dólares.
Influencia política
Thorn forma parte de una red de organizaciones que habría destinado hasta 24 millones de dólares a presionar a la Comisión Europea para que adopte una polémica ley que obligaría a plataformas como Facebook o TikTok a escanear de forma automatizada todas las comunicaciones encriptadas de los ciudadanos con el objetivo de encontrar material ilícito. Eso ha permitido a Kutcher tener acceso a las figuras políticas más poderosas de la UE, desde la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, a la del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
Aunque la Eurocámara ha rechazado el rastreo masivo y ha limitado la vigilancia a casos sospechosos, su acuerdo no es definitivo. La preocupación por el escaneo de mensajes privados ha estancado las negociaciones entre la Eurocámara, la Comisión y los Estados miembros.
Su tecnología despierta dudas, pero su actividad también. El pasado mes de septiembre, una investigación periodística de ‘Balkan Insight’ destapó la estrecha colaboración de Thorn con la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson. «Hemos compartido muchos momentos en el camino hacia esta propuesta», escribió la política sueca a Julie Cordua, directora de Thorn, poco antes de que presentar su controvertida propuesta. «Ahora me dirijo a ti para que contribuyas a convertir esta iniciativa en un éxito».
Así, Thorn no solo opera como un ‘lobby’ para reforzar las leyes en contra de la mal llamada pornografía infantil, sino que también desarrolla herramientas algorítmicas para detectarla. De aprobarse, el reglamento europeo podría traducirse en nuevos ingresos para esta organización. Esa posibilidad de un conflicto de intereses en las altas instancias del órgano ejecutivo de la UE ha despertado muchas críticas contra los métodos con los que se está tratando de impulsar esa ley.
Dudas de su impacto
Las herramientas de Thorn se usan cada día. Sin embargo, también hay dudas sobre su efectividad. La compañía asegura que ha ayudado a identificar a más de 17.000 víctimas menores en los últimos cuatro años, pero varios expertos han señalado a ‘The Cut’ que se trata de una exageración inviable. En 2020, Amazon prohibió a la policía usar su IA porque comete errores con la detección de personas racializadas, aunque sigue permitiendo su uso para Spotlight.
Oenegés de derechos digitales han advertido de que la tecnología de Thorn puede dar lugar a falsas acusaciones. La Comisión lo niega y asegura que se trata de un método de detección con una precisión del 99,9%. Sin embargo, el portal ‘Follow the money’ ha accedido a documentos políticos internos en lo que se pone en duda las capacidades del software de la empresa. La posibilidad de que empleados de las tecnológicas terminen revisando manualmente imágenes privadas que no constituyen delito alguno es real.
No es el único problema. Al recopilar indiscriminadamente anuncios sexuales ‘online’, las bases de datos de Thorn también incluyen datos de trabajadoras sexuales sin su consentimiento. Es por eso que tanto especialistas como víctimas de la trata consideran que se podría perjudicar a las mismas personas que dicen proteger. Aunque la compañía sostiene que Spotlight se usa para identificar a menores, expedientes judiciales y policías apuntan a que se emplea con adultos, según una investigación de ‘Forbes’.
El pasado 14 de septiembre, Kutcher dimitió como presidente de Thorn tras disculparse por haber defendido públicamente a su amigo, el también actor Danny Masterson, condenado a 30 años de cárcel por violar a dos mujeres.