En el momento en el que el proyecto Xavi ha estallado por los aires y el entrenador ha decidido marcharse en diferido por la puerta falsa, cansado de presiones, incomprensiones y acaso ninguneos, hay que preguntarse por qué el mismo entrenador que la temporada pasada consiguió ganar la Liga partiendo de una posición peor que la actual, este año está siendo un auténtico desastre.
Es evidente que a Xavi se le ha caído el equipo, que no ha encontrado el equilibrio táctico, que la defensa ha pasado de ser la mejor de Europa a un coladero de regional, que el rendimiento de todos y cada uno de los futbolistas es inferior al de la temporada pasada. Pero, ¿toda la culpa es de Xavi?
Miren, en la dirección deportiva del Barca han cambiado muchas cosas. Todas, menos Xavi. Aquí está el quid de la cuestión. A Xavi le han roto su equipo de gestión. Con Mateu Alemany y Jordi Cruyff se entendía, cada uno ejercía una función que potenciaba al entrenador, los fichajes se hacían de forma consensuada… Eran un equipo. Laporta sabrá por qué se lo cargó, pero es lícito pensar que lo hizo para encontrarse más cómodo con Deco.
Puede que él sí, pero Xavi, no. No le trajeron a ninguno de los fichajes que pidió, le metieron con calzador a Joao Félix y Cancelo y hasta le hicieron cambiar una lista de convocados. Desde aquel día, Xavi fue un cadáver viviente, desautorizado ante el vestuario y con todas las confianzas rotas con el poder. Poco a poco le fueron llevando hasta el cadalso. Será una leyenda, pero no le han tratado como tal.