Dos reuniones simultáneas en las entrañas de Montjuïc desembocaron en el anuncio de Xavi Hernández de dejar el banquillo del Barça en junio, pese al año de contrato que le queda (2025) y a la insistencia de Joan Laporta para que continuara. Varios son los motivos para que la leyenda azulgrana haya anticipado su marcha.

 “Acepto esta fórmula porque es Xavi quien me la propone”, admitió el presidente de esa marcha en diferido, dando a entender que otro entrenador habría sido cesado en ese instante. “La acepto porque es una leyenda del barcelonismo, una persona honesta, que actúa con dignidad y ama el Barça” dijo, convencido de su “máxima entrega” hasta el final de temporada.

1. ¿Por qué se va?

El primer motivo es el deportivo. El equipo no va como desearía su entrenador ni como espera la junta, sobretensionada por lo mucho que hay en juego. La ruina económica del Barça solo puede evitarse con títulos que atraigan nuevos ingresos, esquilmados ya todos los recursos a la venta, minimizados los ingresos sin que funcionen las máquinas recaudadoras del Camp Nou y el museo y carente el entorno de Joan Laporta de ejecutivos ingeniosos.

«Con una plantilla mejorada teníamos unas expectativas más buenas que, de momento, no se han cumplido», dijo en una velada crítica a plantilla y entrenador. Esas expectativas no se corresponden con la capacidad real del grupo, corto en número y en calidad. Si el hombre más desequilibrante del ataque es Lamine Yamal de 16 años, es evidente que existe un problema; si Pau Cubarsí (17) se erige en el defensa más solvente de la plantilla, corrobora que el rendimiento general es bajo.

«Con una plantilla mejorada teníamos unas expectativas más buenas que, de momento, no se han cumplido»

Laporta – Presidente del Barça

El segundo motivo es el personal. Xavi se siente maltratado y vilipendiado. Condujo al Barça a conquistar la Liga pasada con 10 puntos de diferencia sobre el Madrid (llegaron a ser 15), al que repasó en la conquista de la Supercopa. El crédito fue efímero; el técnico lo vio agotado en la pretemporada, contagiado el entorno de la ansiedad que desprende la junta. Xavi llegó en noviembre de 2021 con la misión de “salvar al club”, según le dijo Laporta y asentían sus acólitos.

Xavi se dirige a Munuera Montero instantes antes de que anule el penalti a favor del Barça. JORDI COTRINA


2. ¿Por qué lo anuncia ahora?

La cruel derrota ante el Villarreal ha sido el detonante de una decisión ya tomada por Xavi, disgustado por el ambiente general externo al vestuario. El entrenador piensa que los jugadores acusan la presión, y el estrés les conduce a tomar decisiones erróneas en el césped. Ronald Araujo, antiguo ejemplo de infalibilidad, ha dejado de ser un bastión inexpugnable. Robert Lewandowski parece haber envejecido de golpe.

El equipo representó la ambivalencia de la paranoia que le sacude: capaz de marcar tres goles en 11 minutos, falló en la puntilla, encajó el empate y cayó en el descontrol durante los últimos 11 minutos después de la anulación del penalti que podía darle la victoria hasta recibir dos tantos en el tiempo añadido. Perdió tres puntos tras perder el oremus.

Xavi llegó a la conclusión de que sus hombres son víctimas de esa dinámica y solo se le ocurrió la idea de renunciar él para liberarlos de ese yugo, convencido de ser él el imán de esa negatividad por las críticas que se vuelcan sobre el equipo.

Xavi controla un balón en la banda mientras Marcelino, al fondo, protesta por algo en el Barça-Villarreal. JORDI COTRINA


3. ¿Qué piensa el club?

Laporta no se esperaba la decisión de Xavi. Ni tampoco la determinación con que quería comunicarla. Mientras el técnico debatía con sus allegados del staff la necesidad de anticipar su futura marcha, los dirigentes maldecían la derrota en el palco al mismo tiempo. Esas dos reuniones simultáneas y paralelas confluyeron en una.

Xavi pidió a Laporta que bajara los aledaños del vestuario y le expuso su punto de vista. El presidente, según algunas fuentes, le insistió en que no se desanimara y le aseguró que seguía confiando en él y que deseaba su continuidad hasta el final. No de la temporada, sino del contrato en 2025. El excuñado de Laporta, Alejandro Echevarría, el vicepresidente Rafa Yuste y el director deportivo Deco, escucharon los argumentos que no fueron capaces de rebatir.

Y es que las buenas palabras del presidente con quien une a Xavi una sólida relación, no se corresponden con las percepciones del entrenador. No van acompañadas con gestos en consonancia. El técnico siente que la angustia de la dirigencia exige al equipo un nivel que no puede dar, sin haber sido reforzada la plantilla en cantidad ni en calidad para defender el título de campeón que algunos, cada vez más, califican de “milagro” frente al potencial futbolístico y económico del Madrid.

Alejandro Echevarría y Enric Masip ríen con Joan Laporta, de espaldas, en el palco antes del Barça-Villarreal. JORDI COTRINA


4. ¿Qué hará Laporta?

Nadie había interpretado las insinuaciones de Xavi el viernes, cuando vinculó el menosprecio a su labor con la carga crítica que también recibieron predecesores suyos mucho más victoriosos, como un síntoma. Ese entorno tóxico, de intereses creados y críticos perennes -por convicción, por identidad, por colores, por política-, mantiene su belicosidad por la evidente debilidad del club. Eso también forma parte del ADN Barça.

Laporta no ha sabido combatir la atmósfera erosiva ni con ideas ni con mensajes que negaran la aparente indiferencia con que va viajando por el mundo mientras el equipo se desespera. Aunque ha acudido dos veces a Sant Joan Despí a raíz de dos catástrofes. Al volver de Arabia Saudí tras el varapalo con el Madrid y al día siguiente del terremoto de Montjuïc. «El club está bajo control en el tema institucional; en el deportivo, no salen las cosas como se habían planificado», afirmó el dirigente.

Araujo, enrabietado, muestra su enfado arrojando una toalla durante el partido ante el Villarreal. JORDI COTRINA


5. ¿Dónde recae la presión para acabar la temporada?

Xavi ha dado un paso al lado. Se aparta del foco creyéndose la causa del mal, con lo que la responsabilidad recae sobre los futbolistas. A ellos les atribuyó fallos individuales con que justificó el técnico varios tropiezos, y ellos los asumieron todos en el fiasco definitivo frente al Villarreal con el rosario de errores que exhibieron: dos goles anulados al Villarreal antes del primero legal, nacido de un saque de banda groseramente defendido por Romeu, Araujo y Christensen; el de João Cancelo en el 0-2, con el que se flagelaba el portugués; la pérdida y la nula agresividad de Gündogan y De Jong que dio paso al 3-3, y los dos últimos tantos con el equipo descompuesto.

Laporta sabe que el club está en manos de los futbolistas. Pese a que Xavi ve posible ser campeón de la Champions y ve “difícil” la conquista de la Liga que posee, el presidente se conformará, en estas horas bajas, con blindar la clasificación para la competición europea. Porque las miradas irán del césped al palco sin pasar por el banquillo. El presidente ya intervino cuando ordenó que nadie se librara de la cita de Amberes y Xavi amplió la convocatoria en la sexta jornada de la liguilla.

Los jugadores azulgranas, abatidos, al final del Barça.-Villarreal. JORDI COTRINA


6. ¿Cuáles son los futuros candidatos?

Hacia el banquillo nadie mirará mientras no se conozca la identidad del inquilino para el curso 2024-25. Xavi aseguró que su renuncia era definitiva e irrevocable aunque se produjera otro doble milagro de proporciones bíblicas con un utópico doblete.

Se ha disparado el divertimento sobre la elección del entrenador. El mercado siempre bullicioso sobre los futbolistas que se irán y vendrán se amplía con la del próximo técnico. El primer nombre fue el de Jürgen Klopp, que anunció su marcha del Liverpool el viernes. Apareció el de José Mourinho, que aterrizó en Barcelona. Rafa Márquez, el entrenador del Barcelona Atlètic, levantó su mano desde Fuenlabrada, donde el filial ganó (1-2) y hasta preguntaron al exazulgrana Thiago Motta, hoy al frente del Bolonia, por su conexión con Deco de aquella época de Frank Rijkaard.

La búsqueda de técnicos atraerá el nombre de Imanol Alguacil, por su gran papel con la Real Sociedad y el de Míchel Sánchez, con la revelación del Girona, sin olvidar el de Luis Enrique para el regreso que devolvería al Barça a la última vez que reinaba en el fútbol. Ni olvidar tampoco que el Laporta candidato en las elecciones querría un alemán (o Hans-Dieter Flick, el hombre del sextete del Bayern, o Julian Naggelsmann, la revelación del Leipzig) o una figura como el italiano Andrea Pirlo. Sólo hay un nombre unánime. Y reside en Manchester.