Calma chicha en el Oviedo a la espera de que se cierre el mercado de invierno, con la coña de que hay clubes que no tienen claro cuándo se clausura, si el 31 de enero o el 1 de febrero. Son las cosas de LaLiga y el mercadeo, que los vuelve locos a todos. Los azules están en tensión a la espera de que se aclare de una vez lo que ocurrirá con Luismi, si se une a la causa del Juárez mexicano o si renueva por el Oviedo para no quedar libre en verano. En principio, y solo en principio, no deberían de producirse más sorpresas. Aunque en estos tiempos revueltos nunca se sabe. Nadie, ni el más poderoso, está libre de un «atraco» en el último minuto.
Por lo demás, la hinchada azul sigue celebrando la victoria ante el Leganés que ha disparado la venta de serpentinas y fuegos artificiales a pesar de que la forofada más joven sigue mosca. Luis Carrión es el hombre de moda y Pachuca se frota las manos ante lo que esperan que esté por venir. Mientras, a 28 kilómetros, dura el bajón tras la extraña y dolorosa derrota ante el Racing de Ferrol que finiquitó la invulnerabilidad de El Molinón. Nada es para siempre. Ni hay placeres interminables ni dolores infinitos. Todo se olvidará con un buen resultado la próxima jornada, aunque La Romareda no es un campo propicio para los rojiblancos. Los datos no engañan: desde el descenso han jugado seis partidos y solo han sacado un punto de 18. Así que los de MAR tienen un doble reto, que pasa por recuperar los puntos perdidos en casa el domingo ante el Ferrol y romper el maleficio en tierras mañas. ¿Y qué ocurre ahí fuera? Pues ya saben, amiguinos y amiguinas, el mundo se acaba en Barcelona mientras se analiza la huida en dos actos de Xavi. Culebrón de los buenos, ¿oyisti, güey?