«En la calle, todo el mundo se come a Emi. Los dirigentes puede que estemos más preocupados y algunos militantes sí dicen que sus palabras nos ponen en un compromiso, pero si no fuera por él no ganaríamos aquí en Castilla-La Mancha ni de coña». «La cosa está muy calentita y la gente aquí más. No hay buen rollo. Es que es una tras otra. Es deslealtad día tras día, y va a ir a más. Queremos que haya unidad de acción con el Gobierno cuando las bases además ya se han pronunciado. La gente está disgustada, muy harta».
Dos voces. Dos reflexiones de dos dirigentes socialistas castellanomanchegos. De peso. Con cargo institucional y orgánico. Dos universos distintos que esta semana colisionaron con estrépito cuando él, Emiliano García-Page (Toledo, 11 de junio de 1968), presidente de la Junta de Castilla-La Mancha desde 2015 —desde 2019 con mayoría absoluta, la que pudo retener por los pelos en los comicios del pasado 28 de mayo—, secretario general del partido en la región desde 2012, protagonizó dos momentos consecutivos en Fitur que en Ferraz y en el PSOE se leyeron como una afrenta. Primero, la minicumbre informal con los barones del PP de Andalucía, Juanma Moreno; Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, y Murcia, Fernando López Miras. «A mí están a punto de extraditarme«, les confesó. Dos, cuando ante los medios, y después de que su partido pactara con Junts y ERC que sean amnistiables los delitos de terrorismo leve, sin violaciones graves de derechos humanos, situó al PSOE en el «extrarradio de la Constitución».
Desde el miércoles no ha habido ningún contacto, pero tampoco se quiere escalar la tensión. Sánchez esquiva la confrontación y asegura que no va a «debilitar ningún proyecto que lleve las siglas del PSOE»
La secuencia sentó como una patada en el hígado de la cúpula de Pedro Sánchez que, al contrario de lo ocurrido en anteriores ocasiones, salió a replicarle. Y, con Ferraz, ministros, barones y dirigentes socialistas. «Estaría mejor callado», resolvió escuetamente Pepe Blanco, todopoderoso número dos de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2000 y 2012. Page rebajó el tono para no alimentar el choque, pero se mantuvo en su posición, en su petición de que se respete su opinión discrepante con Sánchez en la cuestión territorial. Opinión hoy «minoritaria», admitió, pero que «a lo mejor el día de mañana no lo es«. Nadie salió a defenderle en público.
La relación de Ferraz con el barón castellanomanchego ya estaba muy deteriorada. Ahora, el muro ya parece insuperable. Desde el miércoles, como confirman las dos partes, no ha habido ningún contacto, aunque tampoco se quiere escalar la tensión. Desde la dirección federal se repite que ya «se ha dicho todo lo que se tenía que decir«. O sea, que el PSOE no está en el «extrarradio» de la Carta Magna —lo recordó Santos Cerdán, el secretario de Organización— y que buscar la «notoriedad» a través de la «discrepancia», como hace Page, «no es el camino» ni es lo «adecuado» —lo dijo María Jesús Montero, la vicesecretaria general del partido y vicepresidenta primera del Gobierno—. En definitiva, tema (por ahora) zanjado. Lo expresaba así también Sánchez en una entrevista en La Vanguardia publicada este domingo: «Yo me he impuesto a mí mismo como alto dirigente del PSOE que no voy a debilitar ningún proyecto político que lleve las siglas del PSOE. Y siempre he querido que cualquier cuestión que afecte al partido se pudiera dirimir en los órganos internos».
«Cuanta menos importancia le demos, mejor. Su posición es realmente minoritaria«, apunta un mando de la cúpula de Sánchez muy en contacto con el territorio y que resalta que el ambiente del último evento federal, la convención política de A Coruña de hace una semana, y a la que no acudió Page por un viaje institucional a China, fue «magnífico«. En el entorno del presidente de la Junta se subraya que no hay «ninguna intención de entrar en conflicto ni con Ferraz ni con el Gobierno», aunque recalcan que él «mantendrá su postura en la cuestión territorial y no la va a cambiar«.
Desde el equipo de Page apuntan que el hecho de que discrepe «termina ayudando al partido» porque hace que no esté «tan al albur de los independentistas»
Lo que reivindica Page, por tanto, es su «derecho a discrepar«, con «respeto». En su círculo de confianza se remiten a lo que él mismo afirmó el jueves, que comparte «en un 90%» la gestión del Gobierno y del partido, no tiene problemas «con la agenda económica y social» de Sánchez, pero «discrepa abiertamente, y desde hace años«, de la interlocución con los independentistas, porque «no está de acuerdo con que el PSOE esté tan sujeto a determinados actores y exigencias políticas». «Y eso no va a cambiar, no hay que llevarse a engaño. Es coherente, razonable y entendible», añaden en su equipo, en el que defienden que el hecho de que haya «voces discrepantes como la suya» —la otra voz crítica es la del barón aragonés, Javier Lambán, ahora ya muy fuera de juego desde que perdió el Ejecutivo autonómico y al recaer en su cáncer— puede «ayudar al partido». «Que alce la voz contribuye a que el partido no esté tan al albur de los independistas. Termina ayudando al Gobierno y al PSOE en una dialéctica compleja y tortuosa», explican.
«Emiliano no va a retroceder»
Los críticos con Page en Castilla-La Mancha sí coinciden con que el choque puede meterse en el congelador de vez en cuando, pero el conflicto no va a desaparecer. Todo lo contrario: «Emiliano no va a retroceder. Ferraz ya pasa de él. Han intentado muchas veces el acercamiento y no han logrado nada. Le han puesto muchas veces la mano y él la ha mordido. Nuestra gente va a acabar odiándole. Muchos militantes ya te dicen que no le van a votar. Pero por primera vez Ferraz ha dicho basta. Ha puesto pie en pared». La dirección no va a abrir ningún expediente al presidente castellanomanchego. Se resigna a convivir con él. Y es pronto para saber si, como apuntan los contrarios al jefe del PSOE castellanomanchego, lanzará a un candidato potente para intentar arrebatarle la secretaría general. Eso sucedería en el siguiente congreso regional, que tardará más de un año en llegar. Por el momento, dicen, es mejor aguardar. «Con Page hay que esperar como una vela a que se vaya apagando. Él mismo se irá consumiendo en su misma cera», apunta una responsable de la federación conectada con Ferraz. En suma, que su desgaste irá a más y le hará debilitarse.
Algunos dirigentes cercanos al jefe de la Junta le han pedido que «eche el freno», que esté «más tranquilo». «Esto nos mata», manifiesta uno de ellos con preocupación
Las hostilidades, tan enquistadas, preocupan a todos en el PSOE. También a los que defienden a su jefe y amigo en la región. Algunos de sus dirigentes de confianza, de hecho, le han pedido que «eche el freno«, que esté «más tranquilo» y no confronte tanto con el Gobierno y Ferraz. «No podemos estar así todo el tiempo. Nos quedan tres años y medio hasta las siguientes autonómicas y pone a muchos de nosotros en una situación complicada. Esto nos mata«, manifiesta uno de ellos, que remarca que el discurso del presidente de la Junta es el lógico, el correcto, en un feudo de sesgo tan conservador como Castilla-La Mancha, y que es más compartido por otros dirigentes socialistas «que lo critican en público pero que en privado le llaman para decirle que sí lo comparten». Entre los cargos que directamente sienten el fuego cruzado hay dos que destacan, el secretario de Organización regional, Sergio Gutiérrez, diputado en el Congreso e interlocutor cotidiano con Ferraz —con quien la relación sí ha sido más fluida—, y la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, que siempre rehúye el conflicto con sus dos jefes, Page y Sánchez. También lo hizo el jueves, cuando se limitó a expresar que el presidente regional «tiene mucha tarea» en Castilla-La Mancha como el Gobierno la tiene para «defender el interés general de los españoles».
Pero, ¿por qué Page es el opositor más ferviente de Sánchez? El desencuentro viene de lejos. En las primarias de 2014, él, como todos los barones —con la excepción del asturiano Javier Fernández, entonces presidente del Principado, y el extremeño Guillermo Fernández Vara—, apoyó a Pedro Sánchez frente a Eduardo Madina. Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía y líder del PSOE andaluz desde 2013, había impulsado la operación. Pero su idea era que el diputado madrileño le guardara la silla para cuando ella decidiera ser la candidata a la Moncloa. Sánchez, sin embargo, no siguió los planes de su mentora y batalló para ser él el cabeza de cartel.
Las diferencias son solo «políticas», dicen los ‘emilianistas’. Para sus contrarios, son también de carácter personal
Los líderes territoriales que le habían subido a los altares le abandonaron. Díaz, la primera. Pero también Page, como comprobaron los periodistas en una cena en Bruselas en la que se despachó a gusto contra él. Incluso Zapatero le dio la espalda. Los notables del partido, tras la segunda de 2016, le decapitaron en el funesto comité federal del 1 de octubre de 2016. Luego, apoyaron en masa a Díaz frente a Sánchez. Pasada la durísima contienda interna, los barones y Zapatero se realinearon, mejor o peor, con el ganador de las primarias, con Sánchez. Pero Page y Lambán (y por descontado Díaz) se afianzaron en su papel de críticos con el jefe.
Los dirigentes no alineados con el presidente castellanomanchego señalan que la «animadversión» hacia Sánchez es «política, pero también personal«. Algo que niegan los emilianistas tajantemente. «Nunca jamás nadie le habrá oído una reflexión personal contra Pedro o contra un dirigente del partido. Él no insulta, su diferencia es política», recalcan.
No fue «tal como se contó»
De hecho, en su círculo niegan que la secuencia que soliviantó tanto al PSOE el miércoles pasado en Fitur fuera «tal como se contó». «Con los barones del PP no hubo conjura [así la definió el valenciano Carlos Mazón], ni un frente común, ni nada preparado. Fue un encuentro fortuito. El día anterior había salido un informe de Fedea que situaba a Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia y Andalucía como las cuatro comunidades infrafinanciadas. Y al día siguiente los cuatro coinciden porque van al saludo a los Reyes, no porque hubieran quedado. Charlan cinco minutos y punto. Era una situación absolutaemtne normal. Son dirigentes que se conocen y no se van a insultar. Los comentarios que hace se producen en un ámbito de confianza, privado».
En el partido se critica que no hable en los órganos y que su campaña sea permanente. Algo que niegan los colaboradores de Page: no habla «todos los días» y además lo hace no solo como barón socialista sino como presidente regional
La charla se produjo a la vista de las cámaras, que estaban muy cerca, y las imágenes demuestran que sabían que estaban siendo grabados. «A mí están a punto prácticamente de extraditarme«, les dijo Page. «No pasa nada, luego te dan la amnistía», bromeó Mazón. «Eso me dijeron el otro día en una reunión… digo, serán hijos de…», contestó él de vuelta, refiriéndose a la crítica que le hizo el líder del PSdeG, Valentín González Formoso, en el comité federal del 28 de octubre. A muchos dirigentes del PSOE les sentó mal ese «compadreo» con los presidentes del PP, dos de los cuales, Mazón y Miras, gobiernan con Vox. En el entorno de Page niegan que hubiera «compadreo», denuncian que «se ha mentido y agrandado lo ocurrido para hacer daño internamente a Emiliano».
Los colaboradores del jefe de la Junta niegan que, como le reprochó Montero, busque «notoriedad», porque ya la tiene después de casi nueve años al frente del Gobierno autonómico. Y niegan que haga declaraciones contra el partido «todos los días». «Desde septiembre no ha dado ninguna entrevista, más allá de Salvados, y se cuentan por cientos las peticiones. El miércoles habló porque la víspera el PSOE había pactado con ERC y Junts la enmienda sobre terrorismo en la ley de amnistía, y los periodistas preguntaron a todos los presidentes. Todos hablan y… ¿el único que debe callar es él?». En el partido le recriminan que no exprese su opinión en los órganos de dirección.
Observación que objetan en la cúpula de Page: estos son informados, alegan, cuando las decisiones están tomadas y no se reúnen con frecuencia —el comité federal se reunió el 28 de octubre para convocar la consulta a las bases sobre los pactos de investidura y se volvió a citar el pasado domingo, aunque él no acudió porque acababa de regresar de China—. «Y además no solo habla como secretario regional, sino como presidente de todos los castellanomanchegos», precisan. ¿Pero por qué necesita diferenciarse ahora, cuando quedan más de tres años para las siguientes autonómicas? «No es un problema electoral —contestan—. Política se hace todos los días y expresar su opinión es una obligación ante los ciudadanos. No podemos estar cuatro años en hibernación«.
En la dirección autonómica del PSOE subrayan que Page «controla su territorio, sin dudas«. Es decir, que tanto mandos como bases están con él. Pero esa afirmación es rebatida por cuadros alejados de él o por figuras históricas de la federación. Y se apoyan en el resultado de la última consulta interna, la de noviembre pasado, en la que Castilla-La Mancha fue el territorio que se mostró más reacio al pacto de gobierno con Sumar y a las alianzas de investidura, ley de amnistía mediante: el porcentaje de apoyo al presidente del Gobierno fue del 78,57%, el más bajo de toda España, 8,56 menos que la media (87,13%).
En 2017, se enfrentó en primarias a un candidato alternativo pero no protegido por Ferraz, el alcalde de Azuqueca, que consiguió un 29,25%
Los críticos con Page señalan que las bases se alinearon claramente con Ferraz, lo que probaría que puede tener contestación. «El partido aquí es más heterogéneo de lo que pudiera pensarse. Hay diferencias entre provincias, hay diversidad. Y Pedro tiene relación directa con los militantes», manifiesta un veterano y relevante dirigente. «Cuando se abren las urnas, él no siempre gana», apostilla otra responsable. Se remite a la consulta del pasado noviembre, pero también a las primarias federales de 2017, en las que Sánchez se impuso en Castilla-La Mancha frente a Díaz —ella solo venció, de hecho, en Andalucía—. E incluso a lo que ocurrió en la votación de septiembre de 2017, en las que Page compitió por el liderazgo regional con el todavía alcalde de Azuqueca de Henares, José Luis Blanco, no protegido por la dirección de Sánchez. Ganó por el 70,75%, frente al 29,25% de su rival. «Imagínate si ahora se le presenta alguien avalado directamente por Ferraz», indica la misma responsable. Para el equipo de Page, lo que pasó en el último referéndum interno no puede achacarse a su falta de dominio del territorio, porque la propia portavoz de la Junta, Esther Padilla, aseguró que la pregunta estaba formulada «para que el 100% de los militantes la apoye». «No queríamos líos», explican.
«La paciencia es la madre de la ciencia»
En todo caso, lo que pueda suceder en el próximo congreso regional es una incógnita. Salvo que Ferraz maniobrara para convocar un cónclave extraordinario, lo previsible es que espere al proceso congresual ordinario. Y aún no hay fecha para él. La mecánica en el PSOE es que una vez que se celebra el congreso federal ordinario, se celebran en cascada todos los cónclaves autonómicos en el plazo de tres meses, y a partir de ellos la renovación orgánica se produce en las provincias y en las agrupaciones locales. El 41º Congreso del PSOE puede tener lugar tres años después del anterior —y fue el número 40º, en Valencia, en octubre de 2021—, el próximo otoño, pero Ferraz podría situar la convocatoria en 2025, una vez superadas las catalanas y ya con vistas al siguiente ciclo electoral.
En el entorno de Page niegan que él quiera convertirse en el sucesor de Sánchez: «No está en su cabeza». En la federación recuerdan que no tendría el aval de las bases de toda España, que son las que votan
Sería entonces cuando tendría que evaluar si le compensa promocionar un candidato alternativo a Page. «Y competitivo con él». Si eso sucediera, se vería si el barón regional tiene fuerza en su federación o inclus0 si, aun venciendo, queda tan debilitado que se replantea su candidatura a la Junta en las elecciones autonómicas de 2027. Ese sería el escenario ideal para sus críticos. «Ahora no se está moviendo nada porque queda tiempo. Hay que esperar a que la vela de Page se vaya apagando y para el siguiente congreso regional, ya lo estará», calcula una dirigente castellanomanchega. «Cada momento tiene su afán y ahora no es tiempo de congresos ni elecciones. La paciencia es la madre de la ciencia», resume un veterano agarrándose al refranero popular.
El aparato federal guarda silencio y no se quiere situar en escenarios futuros: «Page es presidente de Castilla-La Mancha y secretario general del PSOE allí». Punto. No obstante, hay cuadros en la cúpula de Sánchez que dan por hecho que tendrá alternativas enfrente para cuando se convoque el cónclave autonómico. «Sus propias bases están crecientemente incómodas con él y desde luego hay personas valiosas», manifiesta una integrante de la dirección. ¿La ministra Isabel Rodríguez? «Hay más opciones y tiempo. Tranquilidad«, responde esta misma fuente.
Fuentes muy próximas al jefe de la Junta insisten en que no quieren «especular» ni entrar en «claves internas». Pero recuerdan que Page es el único presidente regional del PSOE con mayoría absoluta y «el político socialista más votado de España, con mucha diferencia». En las últimas elecciones autonómicas obtuvo el 45,04%. Es decir, que con esas credenciales de apoyo popular, no tendría sentido, se desprende, que Ferraz intentase erosionar a su mandatario con más votos.
Ferraz insiste en que el presidente regional y líder autonómico es Page, y punto. En la cúpula manchega deslizan que sería un error intentar erosiona al «político socialista más votado de España», el único presidente del PSOE con absoluta
¿Ansía Page suceder a Sánchez? Sus críticos creen que, de haber perdido el presidente la Moncloa, el barón castellanomanchego habría querido influir para elegir al heredero. Pero están convencidos de que él no puede postularse porque no tendría el respaldo de la militancia, que es la que vota al secretario general. «Es que Emiliano no se plantea ser el el sucesor. Ni de coña. Tiene clarísimo que no optará a eso. Le conozco muy bien y lo sabe». «Jamás, bajo ningún concepto. Sería legítimo, pero no está en su cabeza ni ha jugado a eso», zanjan dos de los dirigentes más cercanos al presidente de la Junta. Él mismo ha cerrado esa puerta públicamente.
Entretanto, la incomunicación entre Madrid y Toledo será la tónica. Él reveló en Salvados (La Sexta) que pidió por carta a Sánchez, hacia septiembre, una reunión «tranquila», «para hablar». Pero no fue posible en aquel momento, antes de la última investidura. Parece improbable que ahora se produzca, aunque hay dirigentes próximos que urgen un acercamiento para evitar un choque de trenes, otro episodio de ruido que «no hace bien al PSOE nunca«.
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