La Corte Internacional de Justicia ordenó este viernes a Israel que aplique una serie de medidas cautelares para evitar un genocidio en la Franja de Gaza, camino de los cuatro meses de una operación militar que se ha cobrado más de 26.400 vidas; destruido más de la mitad de las viviendas en Gaza y obligado al desplazamiento interno de cerca de 2 millones de habitantes.
La resolución, a raíz de una demanda presentada a finales de diciembre por Sudáfrica, rechaza una de sus peticiones, la de un alto el fuego inmediato, pero avala la tesis sudafricana de que el Tribunal de la ONU, con sede en La Haya, es competente para dirimir si Israel está cometiendo un genocidio en Gaza, un asunto cuyo veredicto final podría tardar años en emitirse. Además, la corte establece que la afirmación de Sudáfrica de que Israel está cometiendo genocidio en Gaza resulta plausible.
Israel mantiene la operación militar
La pregunta más inmediata es el impacto real del proceso sobre el terreno, en el conflicto militar que enfrenta a las tropas israelíes con el brazo armado de Hamás y otros movimientos islamistas palestinos. Israel ha prometido mantener la operación castrense con la que, según Tel Aviv, busca erradicar a Hamás. «Seguiremos haciendo lo que sea necesario para defender a nuestro país y a nuestro pueblo», declaró el viernes el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras conocerse la orden del tribunal.
En las últimas 48 horas las Fuerzas de Defensa de Israel han proseguido los intensos bombardeos en Jan Yunis, en el sur de la Franja y escenario de “duros combates”. Al menos 165 personas murieron el sábado. El ministerio de Sanidad gazatí denuncia que los hospitales de la zona están en situación crítica ante el asedio y los ataques de las tropas israelíes. “El fallo no tendrá necesariamente un impacto inmediato en la forma de actuar de las Fuerzas de Defensa de Israel, porque, según el Gobierno israelí, ya cumplen el derecho internacional; no aceptan el hecho de haber violado el derecho internacional humanitario e intentarán continuar como lo han hecho en los últimos dos meses”, señala a El Independiente Andreas Krieg, profesor titular de la Escuela de Estudios de Seguridad del King’s College de Londres.
Lo que va a cambiar es que a partir de ahora la comunidad internacional presionará más a Israel para que ponga fin a la guerra
La decisión de imponer a Israel medidas cautelares -aunque ni siquiera el estado judío haya dicho si las cumplirá- envía un mensaje al Gobierno de Benjamín Netanyahu. “Lo que va a cambiar es que a partir de ahora la comunidad internacional presionará más a Israel para que ponga fin a la guerra, sobre todo en lo que se refiere al cumplimiento del derecho internacional humanitario. El propio Tribunal va a examinar más a fondo cualquier prueba que aporten ciudadanos y periodistas, sea cual sea el terreno en el que se encuentren en el espacio público, y se utilizará como evidencia en un posible caso ante la CIJ que tratará sobre si Israel ha incitado o no y hasta qué punto el genocidio en Gaza”, agrega Krieg.
Tel Aviv se enfrenta a un dilema: si cumple con las medidas ordenadas por el Tribunal tendría que limitar “de facto” sus operaciones militares en Gaza para garantizar, entre otros aspectos, que la ayuda humanitaria pueda entregarse y distribuirse en toda la Franja. Israel no podría atacar a los civiles que esperan ayuda humanitaria ni a los que se hallan en refugios u hospitales.
Según la resolución de la CIJ, Israel tiene un mes de plazo para informar al tribunal detallando lo que está haciendo para cumplir todas las medidas que impidan actos de genocidio en Gaza. A punto de cumplirse cuatro meses de los ataques de Hamás, la simpatía inicial que la opinión pública internacional sintió hacia Israel se va reduciéndose mientras se cuestiona también el apoyo occidental. “Esa libertad de maniobra que Israel tuvo en las primeras semanas de la guerra, esa libertad de maniobra ha llegado a su fin y creo que el caso de la CIJ sólo se suma a esto”, apunta el experto británico. “Es algo que también se trasladará a cómo los medios de comunicación informan y cómo la sociedad civil o la esfera pública global se posiciona”.
Compromete el relato de Netanyahu
Aunque sea de manera simbólica, el auto daña el relato mantenido hasta ahora por Israel para justificar las represalias en Gaza al ataque de Hamás del 7 de octubre, que se cobró cerca de 1.200 vidas. “Los argumentos de Israel sobre ‘el derecho de Israel a defenderse’, ‘el terrorismo palestino es la causa fundamental de toda la violencia’, ‘se trata de antisemitismo’ y otros han recibido otro golpe con el fallo de la CIJ”, señala Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal y reputado experto en el conflicto palestino-israelí.
La CIJ ha enviado un mensaje claro a Israel y al mundo: que sus evasiones de la realidad ya no funcionan
“Aunque, decepcionantemente, la CIJ no incluyó un alto el fuego inmediato como parte de las medidas que exigía a Israel, dictaminó que el caso de genocidio contra Israel es plausible y, por lo tanto, hizo caso omiso de los argumentos israelíes”, alega Ayyash. “La CIJ ha enviado un mensaje claro a Israel y al mundo: que sus evasiones de la realidad ya no funcionan, hasta el punto de que incluso las instituciones que están, francamente, diseñadas estructuralmente para apoyar la hegemonía euroamericana pueden ver a través de ellas, y así lo declaran pública y oficialmente”.
Esta enmienda a la narración oficial también debilita a Netanyahu y su apuesta bélica. “Las voces de quienes dicen que esta guerra no conduce a nada y que es una guerra imposible de ganar son cada vez más fuertes, incluso en el gabinete de guerra hay mas y mas miembros que hablan en contra de Netanyahu. Consideran que esta guerra no se puede ganar y que los rehenes necesitan ser liberados mediante un acuerdo diplomático que solo se lograra en un cese al fuego permanente que podría poner fin de un modo u otro a la guerra”, confirma Krieg.
Crece la presión sobre Estados Unidos
La resolución cautelar del Tribunal de La Haya puede ser especialmente sensible para los países que han apoyado hasta ahora la estrategia de Israel, con la administración Biden a la cabeza. Las medidas provisionales dictadas por la corte «tienen efecto vinculante y, por tanto, crean obligaciones jurídicas internacionales para cualquier parte a la que se dirijan las medidas provisionales”. La ministra sudafricana de Relaciones Internacionales y Cooperación, Naledi Pandor, declaró que si la CIJ determinara que se ha producido un genocidio, los Estados que lo han ayudado e instigado serían considerados parte en la comisión del delito según la Convención.
El fallo presionará a países como Estados Unidos y Reino Unido para que contribuyan a que Israel cese la contienda
Desde octubre, Washington ha mantenido una posición acrítica y de respaldo total hacia Netanyahu que únicamente ha suavizado en las últimas semanas, ante las crecientes recelos en el seno de los demócratas, la impopularidad de un conflicto en pleno año de elecciones en Estados Unidos y la censura de los aliados árabes. La administración Biden ha bloqueado con su derecho de veto todas las resoluciones que en el Consejo de Seguridad de la ONU han tratado de reclamar un cese de las hostilidades en Gaza.
“El fallo presionará a países como Estados Unidos y Reino Unido para que contribuyan a que Israel ponga fin a esta guerra”, señala Krieg. Un ejercicio de distanciamiento de la estrategia de Netanyahu que podría llevar a la administración americana a hacer lo que ha evitado hasta ahora: ejercer la única presión sobre Israel que podría funcionar para reducir la intensidad de la contienda o forzar su final.
“Organizaciones de derechos humanos ya han iniciado procedimientos judiciales nacionales contra funcionarios estadounidenses y británicos por la ayuda a Israel. Aunque jurídicamente son distintos del caso de la CIJ, se basan en la misma ley. Si la CIJ determinara que Israel está cometiendo genocidio, los Estados que han ayudado a Israel también podrían enfrentarse a casos ante la CIJ”, advierte Celeste Kmiotek, abogada del think tank estadounidense Atlantic Council.
Un riesgo que podría acelerar ahora un alto el fuego. Según prensa estadounidense, Washington estaría barajando la posibilidad de reducir el suministro de armas a Israel como medida de disuasión. Tras semanas de parálisis, se están produciendo avances en las negociaciones que, con ayuda de Qatar y Egipto, lidera la CIA para lograr un alto el fuego de dos meses en Gaza y la liberación por fases de los rehenes de Hamás.
La Unión Europea, dividida a la hora de censurar la actuación israelí, también puede verse obligada a reconsiderar sus lazos con Israel, con la venta de armas como trasfondo. “Desde el punto de vista del activismo de base, creo que esto abre la puerta a que más personas de todo el mundo envíen un mensaje claro a sus propios gobiernos e instituciones: ponerse del lado de Israel te hace cómplice del genocidio, y esto tendrá consecuencias jurídicas y económicas materiales. Es de esperar que el poder popular pueda generar más presión sobre Israel, aislándolo económica y políticamente”, añade Ayyash.
El sur global, a escena
La batalla de las últimas semanas ha traído a primera plana el llamado Sur global. Sudáfrica ha liderado una demanda en la que los países occidentales han evitado posicionarse de su lado, subrayando las críticas de doble rasero que han lanzado los países árabes desde el inicio de la guerra al establecer una comparativa con la invasión rusa de Ucrania.
“Al emprender el esfuerzo de exponer públicamente la magnitud de los daños causados por la ofensiva israelí contra Gaza, Sudáfrica lidera al Sur Global en el rechazo de la noción de que el derecho internacional tiene una aplicabilidad selectiva”, subraya Tuqa Nusairat, experta en política estadounidense en Oriente Próximo del Atlantic Council. “El caso también rechaza la idea de que los líderes occidentales puedan seguir obstaculizando los esfuerzos por poner fin al sufrimiento actual de los civiles inocentes de Gaza y abordar el conflicto palestino-israelí de forma más amplia en foros como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sudáfrica consiguió llamar la atención del mundo sobre la destrucción total que Israel está infligiendo en Gaza, obligando a Israel a ser juzgado por los crímenes de los que gran parte del mundo ha sido testigo en los últimos 110 días”, añade.
El viernes el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa reivindicó la historia de un país marcado por el apartheid y su legado: “Algunos nos han dicho que deberíamos ocuparnos de nuestros propios asuntos y no involucrarnos en los asuntos de otros países, y sin embargo es en gran medida nuestro lugar como pueblo que conoce demasiado bien el dolor de la desposesión, la discriminación, la violencia patrocinada por el Estado”.
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