La misa entendida como una representación del sacrificio de Cristo, y no solamente como un momento de encuentro y convivencia entre la comunidad parroquial. Ese es, para el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, el principal mensaje que transmite la Eucaristía y, por tanto, uno de los valores más importantes que deben darle los feligreses. Así, subrayó que «la esencia» de este acto es el «ofrecimiento de Cristo al Padre por la salvación del mundo», un aspecto que, lamentó, en ocasiones se olvida.

Munilla fue el encargado de pronunciar la homilía en la misa celebrada este domingo por el rito tradicional en la Basílica de Santa María de Alicante. El obispo arropaba con su presencia a la comunidad que habitualmente asiste a las misas siguiendo esta liturgia, que se ofrecen una vez al mes en el templo cristiano más antiguo de la ciudad a cargo del sacerdote Ramón Belda. Hace ahora justo un año que Munilla autorizó la celebración de estos ritos; desde 2021, el titular de cada diócesis tiene la facultad de permitirlos o no en su territorio.

El rito tradicional de la misa es el previo al Concilio Vaticano II, es decir, con el sacerdote de espaldas a los fieles y declamando el texto de la Eucaristía en latín. La Basílica se encontraba este domingo repleta, algo que, no obstante, no es lo habitual, tal y como señaló el propio Munilla, quien en cualquier caso se congratuló de esta especial afluencia. El obispo agradeció a Ramón Belda su capacidad para oficiar la misa tradicional, porque refleja «un conocimiento del latín como muchos ya no tenemos», así como al párroco de Santa María, Manuel Martínez Miravete, y a quienes «habéis liderado esta iniciativa y quienes habitualmente asistís» a la cita.

Asistentes a la celebración religiosa. Héctor Fuentes


Durante la homilía, Munilla volvió a ceñirse exclusivamente a temas religiosos, sin entrar en ninguna otra cuestión, ni mucho menos en controversias, como ya hiciera durante la feria Lux Mundi la semana anterior. El obispo mostró su apoyo a la celebración de misas en latín, considerándolas «clave de continuidad» con la tradición, frente a la «discontinuidad» que supuso el Concilio Vaticano II en este aspecto. También alabó al papa Benedicto XVI por haber permitido en 2007 que se oficiaran estos actos tradicionales. Y, por el contrario, lamentó que el actual pontífice, Francisco, limitara en 2021 su realización a que lo autorice cada obispo.

Con todo, la cuestión a la que dedicó más tiempo de su intervención fue la de «subrayar la dimensión sacrificial de la Santa Misa», es decir, cómo cada Eucaristía supone una rememoración del sacrificio de Cristo. Munilla criticó que con frecuencia tiende a verse únicamente «su dimensión convivencial, olvidando la del ofrecimiento» por la salvación que implica el sacrificio. «Cada vez que acudimos a la Santa Misa es como si nos hiciéramos coetáneos de Cristo», afirmó.

Estas misas son en latín y de espaldas a los fieles, como antes del Concilio Vaticano II. Héctor Fuentes


Por otra parte, Munilla se mostró partidario de que la misa por el rito tradicional se siga celebrando una vez al mes, como se viene haciendo hasta ahora, a pesar de que hay fieles que han solicitado que se lleve a cabo con una mayor asiduidad. Para el titular de la diócesis, «no es prudente que sea todos los domingos», pese a ser un gran defensor del rito tradicional. Justificó esto en que la disyuntiva entre dos tipos distintos de misa todas las semanas «no facilitaría la integración de nuestras comunidades parroquiales», ni «la comunión y la unión entre todos los católicos» que debería buscarse.

Según dijo, en la pasada feria Lux Mundi se vivió «el espíritu de la comunión, de quererse, de entenderse los unos a los otros». Por ello, apeló a «poner el acento en lo esencial, en la vivencia de que aquí estamos en el Calvario y estamos siendo testigos de la ofrenda, del sacrificio de Cristo».