Condenado a cadena perpétua con 27 años por un triple homicidio que jamás cometió. Beniamino Zuncheddu, ahora con 58 años, ha pasado 33 años de su vida encerrado en una cárcel, hasta que el Tribunal de Apelación de Roma retirara los cargos en su contra después de que el único testigo de los hechos cambiara su versión de los hechos. «Ser libre es algo inexplicable», confiesa.

A pesar de «haberle robado todo», Beniamino asegura «no haber sentido nunca odio». «Quería tener una familia, construir algo, ser un ciudadano libre como todos los demás. Hace 30 años era joven, hoy soy viejo. Me lo robaron todo. Ahora descansaré, al menos mentalmente», dijo Beniamino Zuncheddu en una conferencia de prensa horas después de la sentencia de absolución.

Se trata del «mayor error judicial en la historia reciente de Italia. Casi 33 años tras las rejas, 12.000 días de privaciones, sufrimiento, dolor, lejanía de sus seres queridos y de su vida», según los datos que recopila el sitio web Errorigiudiziari.com (que se ocupa de errores judiciales y que estuvo presente en el proceso de apelación). «Los jueces cometen errores» al ser personas, declara Zuncheddu. 

«Me sentía como un pajarito enjaulado. Los miraba a la cara y me preguntaba por qué. Ni siquiera ahora entiendo por qué», aunque «nunca he sentido odio o rabia» porque «los jueces cometen errores», explicó a los medios en una comparecencia en la sede del Partido Radical, que le ayudado en su defensa.

«En la cárcel siempre me decían: si te arrepientes te daremos la libertad. ¿Pero de qué iba a arrepentirme si no hice nada? No acepté», explicó, antes de dar las gracias «al partido radical, a quienes me rodean, a mis familiares, a mi pueblo, Burcei», cuyo párroco, después de la sentencia, hizo sonar las campanas.

El triple homicidio

El 8 de enero de 1995 Gesuino Fadda, de 56 años; su hijo Giuseppe, de 24; y su empleado Ignazio Pusceddu, de 55, fueron asesinados a tiros en la isla de Cerdeña. Mientras que el yerno de Fadda, Luigi Pinna, de 29, resultó gravemente herido y se convirtió en el único testigo del triple homicidio.

El asesino llegó a bordo de una scooter al redil de la familia Fadda y mató primero a Gesuino, que se encontraba en el camino de entrada al corral, luego subió hacia el mismo para disparar a Giuseppe. Acto seguido, dentro de la casa, mató a Pusceddu quien se encontraba junto a Pinna.


Beniamino Zuncheddu junto con su hermana, ya en libertad.

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La primera hipótesis de los investigadores apuntaba hacia una disputa entre agricultores, al ser ambos pastores. En concreto, un conflicto entre la familia Fadda y la de los Zuncheddu, tras algunos episodios ocurridos antes de la masacre, como el asesinato de ganado vacuno y canino.

La acusación de Luigi Pinna se produjo justo después de afirmar que no podía reconocer al autor al llevar un calcetín en la cabeza. Durante el juicio, Pinna, quien en el momento de los hechos acusó al pastor, que ya estaba detenido por la policía, confesó: «Hace 33 años, antes de realizar la identificación de los sospechosos, el agente de policía que dirigía la investigación me mostró la foto de Zuncheddu y me dijo que él era el culpable de la masacre«.

«Según nuestros datos, en los últimos 32 años, las víctimas de errores judiciales y detención injusta han sido en total 30.778. Cada día en Italia terminan en prisión 3 personas inocentes, una cada 8 horas. Y para compensarla, el Estado ya ha gastado 933 millones de euros, a un ritmo de 55 euros por minuto», dijo Errorigiudiziari.com.