Cuando el reloj marcaba las 19 horas de este domingo, Palma se apagó para ser iluminada únicamente con el fuego del tradicional Correfoc de Sant Sebastià, la última celebración de las fiestas del patrón de la ciudad. Ciutat se llenó de gente con ganas de ver de cerca uno de los espectáculos más impactantes y de disfrutar de los dimonis. Este año la festividad ha contado con la participación de hasta siete grupos de dimonis y cuatro bestias de fuego, que desplegaron su arte flamígero en un recorrido que comenzó en el puente de sa Riera y que acabará en la plaza de la Reina, donde las bèsties de foc esperan a los asistentes para ofrecer un espectáculo pirotécnico marcado por el fuego y el juego con las sombras.
Este año el Correfoc de Sant Sebastià cuenta con la participación activa de casi 520 personas, entre las que se encuentran las colles, los dimonis, las bèsties de foc y demás personajes. Todo ello acompañado de casi 270 kilogramos de pirotecnia que servirán para iluminar la oscura y fría noche.
Miles de personas se han congregado frente a los dimonis con el único objetivo de disfrutar, correr y saltar bajo el fuego durante dos horas. Niños, jóvenes y mayores han acudido a la llamada del fuego tapados hasta arriba con ropa negra para evitar quemarse, a pesar de que en algún punto ha habido atrevidos que han considerado ha una buena idea participar en la fiesta con camiseta corta y pantalón corto.
A lo largo de esta travesía se han colocado diversas plataformas a modo de escenarios para las envolventes actuaciones de los ‘dimonis’, así como para el depósito de pirotecnia y cachivaches, en una exhibición que destaca por el esplendor de las ‘colles’.
De esta forma, la Plaça de la Reina albergará la ‘encesa de bèsties de foc’ con la participación de cuatro destacados grupos: Drac i Guardians de Sant Jordi, Realment Cremats i s’Òliba de la Real, Es Drac de na Coca y ses Germanies. El éxtasis de la noche llegará cuando los siete grupos de demonios converjan con las imponentes bèsties de foc en la plaza de la Reina. Una vez allí, todas las collas de dimonis se encuentan con las bèsties en un colofón luminoso y atronador, simulando que el corazón mismo de Palma arde en llamas.