El Atlético es un equipo feliz. Un conjunto que juega bien al fútbol. Porque cuenta con muchos y buenos argumentos. Desde el cerebro de Koke hasta la batuta de Griezmann, pasando por unos afilados Molina o Lino y terminando en reservas como Memphis Depay que aprovechan sus oportunidades. El neerlandés y el brasileño anotaron frente al Valencia. Los rojiblancos prolongaron su estado de euforia tras la Copa con un triunfo solvente. Fue ante uno de los equipos más en forma de una Liga en la que los de Simeone ya son terceros gracias a la mejor diferencia de goles con el Barcelona.
La importancia de las rotaciones en el Atlético
Era este un partido con varios alicientes. Uno de los principales, saber cómo rendirían los jugadores que iban a entrar en la rotación. Al Atlético le viene encima un calendario de altura, con la recuperación del partido de la Supercopa entre semana, el derbi que cierra la trilogía el próximo domingo y, sobre todo, la ida de las semifinales de la Copa del Rey. En el Metropolitano y ante el Athletic. Los focos apuntaron a hombres como Memphis Depay, precisamente el héroe copero nacido de un cambio que solo Simeone entendió en su momento.
También fueron de la partida en el templo rojiblanco Barrios, Savic o Reinildo. El mozambiqueño volvió a ser titular 337 días después. Se lesionó el 25 de febrero del año pasado en el Bernabéu. A pesar de tener minutos en la Copa África, el ‘Cholo’ tuvo que corregir varios de sus movimientos -en ataque, porque en defensa estuvo impecable- en un esquema que busca aprovechar al máximo la conexión entre los extremos y los carrileros. A la espalda de Foulquier hizo mucho daño el Atlético en la primera parte.
Mamardashvili, uno de los porteros más en forma de la categoría, entró rápido en acción. Porque Memphis, Nahuel, Lino o Griezmann combinaban con mucha facilidad frente a un Valencia que, a pesar de las acometidas, no se descomponía del todo. En las botas del francés estuvo la primera gran oportunidad local.
Samu Lino aprovecha un fallo de Foulquier
El georgiano fue un derroche de reflejos, como poco después volvió a demostrar frente a Lino. Se necesitaba mucho más que un pase a la red que intentó Barrios en el 35. El Valencia aprendía de sus fallos. O más bien Baraja, que intercambió las bandas de Diego López y Fran Pérez, mientras que Javi Guerra, titular por el lesionado Canós, se acercó más a Hugo Duro en la presión.
El Atlético, por su parte, no cambiaba de idea bajo la mirada de un palco en el que estaban, entre otros, el seleccionador español Luis de la Fuente; el sub-21 Santi Denia; y el futuro fichaje del Atlético Moise Kean. Justo cuando el Valencia empezaba a creerse mejor, antes del descanso, Griezmann metió un balón al hueco, otra vez aprovechándose de la ausencia de Foulquier, que un exvalencianista como Samu Lino aprovechó para definir a la perfección. La iniciativa volvía al tejado de los visitantes, heridos por un error que cabreó a Baraja.
Memphis vuelve a rentabilizar sus minutos
El Valencia quiso dar un paso adelante y abrir el partido. Mantener la solvencia defensiva ya no le valía de nada a los de Baraja. Pero nada más lograron un soplo tras la reanudación, porque el Atlético es un equipo muy seguro de sí mismo. Fue percutiendo hasta encontrar el tanto que aseguraba la victoria. Otra obra de ingeniería táctica, que demuestra lo bien que juega este equipo, que ha rebasado totalmente los tópicos con los que ha cargado durante años.
El 2-0 llegó con un pase de Koke que es para ver repetido. Un cambio de juego de primeras con la izquierda que Molina hizo suyo para centrar. Memphis volvió a repetir como goleador. Su confianza es tan grande que poco después firmó un autopase con la espuela que evidenció cómo en este equipo el viento va a favor. Solo empeoró el clima una salida prematura de Giménez. Cabreado, con el médico Óscar Celada al lado. Aunque todos rinden, el Atlético no puede permitirse el lujo de perder un solo efectivo en una temporada ilusionante.