Tana ficha por el Mensajero

La llegada de Tana supone un refuerzo importante en la pelea del cuadro rojinegro por salir del último puesto de la tabla clasificatoria del grupo V de la Segunda Federación del fútbol español.

Un trotamundos del fútbol

El Bad Boy que cautivó a Quique Setién –el estratega cántabro anunció a su llegada al banquillo pío pío en 2015 que «pagaría una entrada» por verlo jugar–. Dotado de un talento descomunal, capaz de batir al Real Madrid por partida doble en una misma temporada, el pasado sábado se estrenó de forma cinematográfica con la UD Tamaraceite en el Grupo Canario de Tercera RFEF. Héroe y realizador en el 86’ para aniquilar al Buzanada en el Juan Guedes. A sus 33 años, debutó de amarillo en 2013 y alcanzó los 139 partidos. Fue despedido por Las Palmas (2020) por cometer dos faltas graves y no cuidarse como debía. El futbolista alcanzó un acuerdo judicial con la entidad, recuperó su dignidad y salió como vencedor moral. Acuerdo de pago de los dos temporadas restantes.

La UD recurrió a los servicios de un detective privado para documentar el comportamiento de Tana lejos del verde –fotos, vídeos, grabaciones…–. Fiestas en un barco, el protocolo del Covid y ausencias en los entrenamientos. Pasó de maravillar en San Mamés y Nervión con tantos barrocos a convertirse en un díscolo bajo lupa. El taconazo en El Madrigal, dentro del lienzo del tanto de Prince Boateng, le hizo inmortal. El Espanyol incluso estuvo cerca de ficharlo en 2017, con una propuesta multimillonaria.

Siempre al filo del abismo, Tana es de esos jugadores especiales. Participó de un orden táctico renacentista con Roque Mesa, Jonathan Viera, Vicente Gómez y Setién de director técnico. Un parque temático que puso a Tana en la prelista de la Selección. Lo tenía todo para convertirse en un mimbre de época. «Dame once Tanas para ir a la guerra», insiste uno de sus preparadores. Jonathan Viera, antes de hacer las maletas para jugar en el Beijing Guoan, nombró a Tana como su sucesor (2018). Portó el ‘21’, pero ya nada fue igual.

«Tiene grandes condiciones impresionantes, y si lo trataran con el cariño y mimo que le tendrían que dar, es un jugador que no tiene nada que envidiarme a mí, pero es de aquí, como yo, y parece que tienes que ser de fuera para que te valoren. Pero Tana puede hacer perfectamente lo que hago yo», dijo el Mesías sobre su gran amigo.

Admirador número uno

El cariño llegó de un loco de la pizarra, que luego haría carrera en Heliópolis, FC Barcelona y Villarreal CF. Para Setién, no había debate. Dinamitó la lógica. «Es diferencial, cerca del área y con la compañía precisa, puede superar las líneas de presión con suma facilidad por su inteligencia. Lo hace una velocidad que ilumina al equipo». El estratega cántabro se lo quiso llevar al Villamarín y cambió la forma de pensar de un canterano que parecía abocado al silencio. Resistió a entregar su alma. Nadie apostó por Tana, que puede presumir de su colección de goles de oro en Primera.

Sin embargo, Herrera no detectó su arte. El radar estaba sin cobertura. En la edición liguera 2014-15, la del ascenso con el mágico 21-J y la fotografía de Sergio Araujo, solo disputó un partido intranscendente ante el Alavés en el Gran Canaria –la última jornada y con el playoff asegurado–. «Jugará Tana y diez más», llegó a manifestar Herrera en noviembre de 2018. Sonó a brindis al sol. Como tantos otros, que no entendieron el idioma de un pintor de tantos imposibles, como el que logró en el platillo volante de San Mamés.

En los dos ciclos del entrenador catalán en Gran Canaria (de 2014 a 2016 y de 2018 a 2019), fue un mimbre decorativo. La versión titánica de este superdotado físico llegó con Setién y en la sinfonía de los bajitos. «Me cambió la vida», llegó a decir el díscolo del barrio pesquero de San Cristóbal.Una pareja única, aferrada al balón y a la excelencia. Lo demás, literatura de Sálvame. En el césped, Tana marcó tendencia y fue un icono revolucionario. De generar el caos en el Bernabéu a ser espiado por un detective en locales nocturnos.

En el Támara, junto a David García Santana –el futbolistas con más partidos en la historia de Las Palmas (474)– y Sergio Suárez, Tana vuelve a ganar el pulso por la vida. Del cielo al infierno. De las mazmorras del alma a la gloria del gol. Con la paternidad como liberación, el soldado de Setién está de regreso. Nunca lo entierren.